Me ha parecido muy irregular: la historia pasada de Fernán-Gómez y Phillida Law está tremendamente mal explicada. Esperaba un golpe de emoción y magia por ese lado que no llegó.
Sí encontré magia viendo interactuar a Manuel Lozano con Fernán-Gómez, años después de “La lengua de las mariposas”.
Tienen mucha gracia las conversaciones pseudo-sicológicas entre Diana Palazón y Daniel Guzmán, que no acaba de bordar su papel de galán cómico (era difícil conseguir un equilibrio entre lo entrañable y lo tontorrón, y a menudo no lo logra, cayendo demasiado en lo payaso)
No se pasan con el “puntito Amelie” y es de agradecer, porque a mí me empacha sobremanera.