Media votos
5,8
Votos
3.767
Críticas
288
Listas
20
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Sahar:
7
5,9
483
Drama
Nina (Juliette Binoche), una joven estudiante francesa de provincias, descubre la capital. Allí intentará encontrar el amor y triunfar en el teatro. (FILMAFFINITY)
16 de marzo de 2007
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acaba de salir a la venta esta peli de André Téchiné (“Las hermanas Brontë”, “Los ladrones”, “Alice y Martin”, “Fugitivos”…), premio al mejor director en Cannes 1985.
No es de mis favoritas, pero me ha parecido de indudable interés.
Como es habitual en el cine de Téchiné, hay un oscuro y tormentoso personaje que actúa como desestabilizador de la tranquilidad de los demás, pero también como estímulo para que evolucionen y salgan de sus mediocridades y apatías.
En este caso se trata de un casi primerizo Lambert Wilson, que recrea un personaje cínico, duro, misterioso y fantasmagórico que, movido por un terrible sentimiento de culpa, busca su destrucción tanto por sus propios medios como induciendo a los demás a que lo destruyan, convulsionando así las banales vidas de los personajes “normales”, en especial el que encarna con pasmosa hondura y desparpajo una jovencita Juliette Binoche (me ha hecho recordar a Sandrine Bonnaire, Sophie Marceau y tantas actrices francesas que con 20 años o menos actuaban con la sabiduría de actrices de 40)
La película muestra la cara más perniciosa del amor extremo y del éxito profesional (pues indica que son cosas que pueden llevar a la locura y a la muerte), y habla de la necesidad del dolor como elemento necesario a la hora de crear arte y de crecer como persona.
Me ha parecido además una película muy erótica.
No es de mis favoritas, pero me ha parecido de indudable interés.
Como es habitual en el cine de Téchiné, hay un oscuro y tormentoso personaje que actúa como desestabilizador de la tranquilidad de los demás, pero también como estímulo para que evolucionen y salgan de sus mediocridades y apatías.
En este caso se trata de un casi primerizo Lambert Wilson, que recrea un personaje cínico, duro, misterioso y fantasmagórico que, movido por un terrible sentimiento de culpa, busca su destrucción tanto por sus propios medios como induciendo a los demás a que lo destruyan, convulsionando así las banales vidas de los personajes “normales”, en especial el que encarna con pasmosa hondura y desparpajo una jovencita Juliette Binoche (me ha hecho recordar a Sandrine Bonnaire, Sophie Marceau y tantas actrices francesas que con 20 años o menos actuaban con la sabiduría de actrices de 40)
La película muestra la cara más perniciosa del amor extremo y del éxito profesional (pues indica que son cosas que pueden llevar a la locura y a la muerte), y habla de la necesidad del dolor como elemento necesario a la hora de crear arte y de crecer como persona.
Me ha parecido además una película muy erótica.