Eficaz muestra de “fantastique” francés que concurrió en Sitges 2003.

Lambert Wilson interpreta, mejor de lo que acostumbra, al psiquiatra que intenta penetrar en la mente de una asesina de personalidad múltiple (la extraña Sylvie Testud).
Paralelamente se nos narra la investigación previa del policía que la detuvo, interpretado por Frédéric Diefenthal (el petardo de la saga “Taxi”) que sorprende con una buena actuación.

La originalidad de esta propuesta está en mezclar la mitología griega (concretamente la leyenda del Minotauro) con los típicos crímenes y traumas infantiles.

Es una de esas películas con sorpresa final que obliga a hacer una nueva lectura de todo lo visto anteriormente.
Desde “El sexto sentido” ésta es una práctica que se realiza cada vez más alegremente, y a veces hay que hacer verdaderos ejercicios de benevolencia y credulidad para que más o menos cuadre.