Lo narra, lo cuenta, lo transcribe y lo imagina, aunque el horror, el miedo y la desesperación no sean la carta de presentación, hay unas ideas que sobresalen de la película: ilusión y fuerza para emprender el camino, tesón para acabarlo y ánimo y esperanza para alcanzar, o al menos acercarse, a lo que buscaban. Puede pecar de ingenua, o de demasiado blanca, el guión solo deja entrever los posibles daños, no se acerca ni de lejos a las mafias, a la muerte y al dolor, puntos básicos de todo este drama, pero cierto toque intuitivo hace que podamos aprender a apreciar sus ideas. La amplitud de la trama hace que se quede coja, pero las interpretaciones son correctas, con toques realistas, los personajes evolucionan, se van abriendo al espectador conforme avanzan en el camino físico y en la realidad, hasta abrir los ojos, con cambios sustanciales en todos los planos.