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España España · canet
Voto de Klara:
7
Comedia El excéntrico doctor John Harvey Kellog, inventor de los "cornflakes" es un defensor acérrimo de la vida natural y también un pintoresco médico que regenta un lujoso balneario en Battle Creek, donde reúne a numerosos personajes de clase alta para poner en práctica sus innovadoras y rigurosas normas dieteticas. Pero estrictas reglas como no comer carne, ni practicar sexo provocará que su clientela haga lo imposible para que el doctor no ... [+]
30 de enero de 2012
20 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé que pasa últimamente con esta página que tiene notas hinchadas para auténticos bodrios o, como en este caso, una nota bajísima para una película que no se merece semejante varapalo. El balneario de battlecreek es una sátira muy divertida y que no deja títere con cabeza sobre los movimientos higienistas nacidos a finales del siglo XIX y principios del XX; el problema de dichos movimientos no eran sus recomendaciones "per se", sino que sus seguidores las tomaban como si formaran parte de una especie de "religión del cuerpo", lo que les llevaba a hacer cosas absurdas cuando caían en manos de doctores fanáticos antisexo, como el doctor Kellogg (magistralmente interpretado por Anthony Hopkins), o de listillos pseudoterapeutas que aprovechaban el interés del público por los nacientes temas de la vida sana y aligeraban los bolsillos de su distinguida clientela con "terapias" absurdas, cuando no peligrosas. Para rematar, vemos a "empresarios" sin escrúpulos que con tal de llevarse lo suyo eran capaces de vender cualquier bazofia como el último grito en el cuidado del cuerpo. Todo lo que aparece en la película está tomado con mucho sentido del humor, pero esas absurdeces que los doctores obligaban a hacer a sus pacientes, esos aparatos estrafalarios (y otros peores), esos productos milagrosos capaces de curarlo todo, todo eso existía de verdad.

La interpretación de Anthony Hopkins me ha parecido genial, no conocía esa vis cómica tan increible que muestra en la peli que, por cierto y para que nadie se confunda y se espere otra cosa, no es una amable comedia de época y de enredos sociales, sino una sátira ácida un tanto escatológica (aunque también con un punto amable) sobre el comienzo del interés masivo por el culto al cuerpo en detrimento de la mente (esas escenas cuasifellinianas de gente corriendo, cantando o riendo a la vez, como verdaderos idiotas felices) y de los aprovechados que siempre han sabido sacarle beneficio a cualquier inquietud de la gente, vendiéndoles chorradas a precio de oro.

Y puesto que se trata de una sátira, no debemos tomarnos a los personajes demasiado en serio, están ahí para que nos riamos de ellos... y así poder reirnos un poco de nosotros mismos cuando nos veamos sentados ante la teletienda admirando el último cachivache que modelará nuestros abdominales o la crema que absorberá nuestras lorzas, o la dichosa pulserita mágica... ¿verdad que no hemos cambiado tanto?
Klara
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