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España España · Granada
Voto de Kikivall:
6
Drama Joan Castleman (Glenn Close) es una buena esposa, de belleza madura y natural, la mujer perfecta. Pero lo cierto es que lleva cuarenta años sacrificando sus sueños y ambiciones para mantener viva la llama de su matrimonio con su marido, Joe Castleman (Jonathan Pryce). Pero Joan ha llegado a su límite. En vísperas de la entrega del Premio Nobel de Literatura a Joe, Joan decide desvelar su secreto mejor guardado. (FILMAFFINITY)
21 de diciembre de 2018
4 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Joan Castleman (Glenn Close) es la esposa buena, una mujer con una belleza natural que encarna a la ‘mujer perfecta’. Joan lleva cuarenta años en una labor sacrificada y silenciosa para que se mantenga viva la llama de su matrimonio con su marido, Joe Castleman (Jonathan Pryce), un hombre claramente soberbio entre otras. Pero todos esos sacrificios y renuncias parecen llegados a su límite cuando a su esposo le conceden el Premio Nobel de Literatura, los acontecimientos se precipitan y Joan desvela asuntos muy delicados.

El sueco Björn Runge dirige con luces y sombras esta película de corte existencial. Con un estilo clasicista de nivel medio, esta coproducción sueco-británica tiene un atractivo psicoemocional. Ese abordaje de aspectos diversos del espíritu humano, comienza de manera tranquila para, en un crescendo, abrir la trama a distintas trayectorias.

Me ha gustado el Guion Jane Anderson, adaptación de la novela escrita por la estadounidense Meg Wolitzer, “The Wife”. Es una obra más teatral que narrativa. Al principio, los esposos son presentados como una pareja feliz y bien avenida. Pero unos flashbacks y un personaje, a la sazón escritor, van revelando los fundamentos de la relación matrimonial sobre la cual la ‘buena esposa’ mantiene en un hermético silencio. La verdad sólo se irá evidenciando con el transcurrir de la obra.

También es, obviamente, una película feminista, que trae a la memoria casos lamentablemente semejantes. La historia de una mujer alienada y en la sombra, capaz de darlo todo por un hombre de manera poco racional.

El reparto es de enorme calidad con una Glenn Close muy capaz y convincente en el papel de esposa con la mirada hacia sí misma, hacia un interior vencido: todo un recital interpretativo. Y un rol muy bien trabajado el de Jonathan Pryce como esposo ególatra, vividor y furibundo.

Recuerdo ahora una afirmación sexista muy humillante que dice que «detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer». En esta película podemos visionar con la impudicia del dicho, cómo ante un infumable y engreído esposo, ella queda en posición marginal, abatida por la presunta superioridad moral masculina. Joan Castleman queda fuera de ‘campo’ abatida por la arrogancia de su ‘gran’ marido, supuestamente escritor en la cumbre y galardonado con el Nobel. Pero en realidad el buen señor es, entre otras, que un vividor, mujeriego, y antisocial por demás. En el film podemos visionar a una Glenn Close replegando el cuerpo que adelgaza el gesto sin dejar de resultar tenso, para que el espectador entienda claramente una vida de profunda rendición teñida de un amor ilimitado hacia su esposo.

Cierto es que la película carece de ritmo y deja subtramas a medio desarrollar. Pero lo más cierto de todo es que esta obra quiere recordar a todas esas esposas que lo dejaron ‘todo’ por el esposo y la familia. Sin olvidar el peso dramático que en el film tiene una excelsa Glenn Close, que ofrece un gesto sonriente y a la vez triste, y una mirada perdida; una mujer que reclama desde lo más profundo de su ser, su propia voz y protagonismo.
Kikivall
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