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España España · Granada
Voto de Kikivall:
6
Drama Durante su amarga vejez, el protagonista va recopilando los fragmentos de un diario escrito en diferentes épocas de su vida. Así conocemos su infancia en el pueblecito vasco de Lúzaro, su juventud soñadora en tierras gaditanas, sus venturas y desventuras como capitán de fragata y, sobre todo, la fascinación por su tío Juan de Aguirre, trasunto de antiguos marinos vascos y verdadero héroe de la novela de Pío Baroja, cuya vida aventurera ... [+]
27 de abril de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el transcurso de su agridulce vejez, el protagonista va haciendo una recopilación de partes de un diario que ha ido escribiendo a lo largo de su vida. Es así que el film nos va desvelando su infancia en un pueblecito vasco o su juventud aventurera e idealista como marino en tierras de Cádiz.

Esta película es el resultado de la adaptación de una conocida obra del gran escritor de la Generación del ´98 Don Pío Baroja, de título homónimo, publicada en 1911 y que su autor clasificó en la serie El mar. Es una novela al igual que la película, de aventuras. Pues aunque Baroja es más conocido por su obra relacionada con el realismo social que por sus novelas de aventuras, sin embargo Don Pío es un gran relator de este género que él escuchaba en su familia.

Tras un documental que realizó Arturo Ruiz del Castillo (“Castillos en España”, 1944), esta sería la segunda película (ópera prima) que dirigiera. Ruiz del Castillo no fue meramente un director de exaltación nacional en la era franquista (recuerdo aquí la película ya comentada en estas páginas, El santuario no se rinde, 1949); era, aunque parezca paradójico, todo un intelectual amigo, entre otros, de Eduardo Ugarte y del mismísimo Federico García Lorca, a quien en tiempos de la II República había ayudado a fundar la Barraca, grupo de teatro itinerante en el que colaboró como técnico y dibujante.

Con un guión del propio Ruiz del Castillo, tiene la cinta unos diálogos excesivamente literarios que salen bien parados por las grandes interpretaciones del film. Un libreto cuya primera parte parece un relato sobre las consecuencias de una vida de aventuras, pero cuya clave más llamativa es el misterio familiar.

En el reparto tenemos a un Jorge Mistral que lo hace muy bien como protagonista principal, dando el físico y la presencia en su papel del marino valiente y aventurero. Manuel Luna hace un trabajo que además de ser muy interesante está cargado de matices. A Josita Hernán la vemos alejada de sus habituales trabajos en la comedia, aquí en un rol dramático muy distinto y bueno. Y quiero recordar la presencia en un breve papel de secundario de un jovencísimo José María Rodero.

Nostalgia, melancolía, misterio y aventura son los ingredientes de un film para el que el tiempo no ha pasado en vano, que se salva por el empeño de Ruiz del Castillo que tuvo que rodar con gran escasez de medios de la mejor manera posible. Es un valor igualmente el reparto; y, cómo no, es una garantía la interesantísima historia de Baroja que bien merecería que algún productor avezado la volviera a llevar al celuloide.
Kikivall
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