El director alemán Erich F. Bender, realizó en aquel 1967 una magnífica descripción del genuino milagro de la vida a través de su personaje Helga. Era yo un adolescente y caminando por la calle, cerca del Cine Central de mi pueblo, observé la enorme cantidad de público que se agolpaba en la taquilla para visionar esta película. Viendo lo visto no dudé en sacar mi entrada y sorteando algún obstáculo con la edad, pues entonces pedían el DNI para comprobar que tenías más de 16 años, pues bien, solucionada esta dificultad entré y la vi mudo de admiración, entusiasmo e incluso perplejidad, pues en aquellos tiempos ver este tipo de cine era algo impensable.

Bender presenta en primerísimos planos el nacimiento de un bebé saltando censuras y gaitas de la época. Y lo hace genial, con una gran fotografía de Fritz Baader y Klaus Werner, y una música maravillosa de Karl Barthel. La conclusión es una excelente cinta documental.

Parece mentira que hoy haya un olvido tan rotundo de esta película que yo pienso merecería que la pusieran en TV o que hicieran una reposición incluso, pues la recuerdo muy buena.

Gran film documental sobre la vida, así, con mayúsculas. Nunca olvidé esta “Helga” que en aquellos entonces supuso una revelación para mi mente infantil, pero revelación de las buenas, de las que dejan huella de forma muy positiva.