No es nunca fácil llevar al cine una novela tan redonda como “Fortunata y Jacinta”.Angelino Fons lo intentó y el resultado es bueno estéticamente, en la reconstrucción de la época, pero no mucho más. Emma Penella no da el tipo de la Fortunata de Galdós. Tampoco Liana Orfei y Máximo Valverde. Mucho mejor están algunos de los secundarios, que en gran parte salvan la película.
Si se quiere hacer una película del XIX no se puede meter escenas de sensualidad, por pacatas que sean, propias del pre-destape. Para esto está la elipsis, como en la novela.
Para que avance la película se tiene que recurrir a una voz en off, que cuenta demasiado. Y que se calla a partir de la mitad, cuando hubiera sido conveniente.
En conjunto es interesante por la seriedad que se puso en el empeño. Pero no se ha leído bien la novela, en la que hay un cierto sentido del humor, aquí ausente.