Lava volcánica, magia, mitología, Egipto, naturaleza, vida, muerte, imágenes hipnóticas...

Soberbiamente espléndida, magnífica y apasionante historia de Anger, con una extrañeza y originalidad fuera de lo común, solo al alcance de los más grandes maestros del cine. Este deslumbrante homenaje al legendario mago Aleister Crowley solo se pude definir con dos palabras: absoluta genialidad.

Con este ingenio del 7º arte, el director nos deleita con momentos de lucidez y hermosura, momentos que sin duda han pasado a la historia del cine, influyendo claramente en muchos de los más grandes genios actuales: Terrence Malick, John Waters, Martin Scorsese… por citar solo algunos.

Tal y como ha comentado mi colega “Smoke Weed”, hay escenas míticas, completamente atemporales, y fabulosos planos que indiscutiblemente pasarán a la historia del cine por su singular y sobresaliente naturaleza. Si él menciona la extraordinaria escena de la oveja, yo sin duda me quedo con la del elefante pisando a la cobra; seguro que más de uno será capaz de relacionar esta escena con una semejante en “The Tree of Life”, en la que los roles de elefante y serpiente se intercambian de forma sublime (enorme Terrence Malick) por dos majestuosos dinosaurios.

Estamos ante la obra de un visionario, un maestro de las imágenes, un genio capaz de crear mundos de una índole impresionante, un imprescindible. Sin duda Anger pasará a la historia por esta sinonimia de la era de Horus profetizada por Crowley y una invocación a Lucifer que nada tiene que envidiar a los máximos exponentes del género ocultista.

Dejo ya de hablar, porque cualquier palabra que se vierta sobre este diamante en bruto será una tacha en su perfecto plano. Preparaos para adentraros en un paraíso inigualable que jamás olvidaréis. Y, por favor, si queréis apreciarla en toda su magnitud, no dudéis en revisionarla tantas veces como sea necesario.