Lo mejor que se puede decir de esta película es que es ingeniosa... menos es ná.
Que te ofrezcan algo diferente siempre es estimulante para el sufrido espectador, que agradece la propuesta, independientemente del resultado.
Aquí no sólo se agradece la incursión en la ciencia-ficción, sino también el riesgo que supone hacerla con cuatro duros... una temeridad, porque lo más seguro es que el resultado sea cutre, cutre.... y efectivamente, así es. Cutre de solemnidad.
Yo entiendo que hay que adaptar la puesta en escena al presupuesto que tienes, pero, aún así y aunque se trate de ciencia-ficción, en lo que no hay por qué escatimar es en la coherencia narrativa, y eso es algo que a Vigalondo se le escapa, o a lo mejor hace a drede, él sabrá. Por los motivos que sea (bien por ahorrarse un sueldo o por creerse capaz) el tío decide darse uno de los dos protagonistas... y el chico no es que sea mal actor, ES UN ESPANTO.
Y bueno, Karra Elejalde no es que sea Fernán Gómez, pero más capacitado para darle algo de coherencia a su personaje sí que está. Joder, que parece Woofy, todo el día haciendo el capullo, todo de sale mal, se cae constantemente, aún sabiendo lo que va a pasar la caga... una pena de hombre.
La sensación que tienes al ver esta película es de que, si se te hubiese ocurrido, la podías haber hecho tú. No sé, un día aburrido en el pueblo, pues te vas a casa del vecino y le dices:
''Oye Jose, ¿te importa prestarme esa cámara tan guapa que te regalaron por tu cumpleaños?'' ''Gracias, y ya que estás, Jose, te importaría ponerte una venda en la cabeza y hacemos una peli''
Bueno, en fín, que es una cutrez, pero entreteniene, eso sí.