Película de bajo presupuesto, pero de prodigiosa ambientación. No hace falta mucha pasta para lo que es decorar el barracón de un campo de concentración. Tampoco para hacer buen cine. Lo que sí es necesario es una buena historia. Y aquí tenemos una.
Basada en hechos reales y poco conocidos de una época contada y recontada y lo que nos queda (esto no es una crítica, es un hecho), esta interesante película nos habla de lo que aconteció cuando los nazis, que valían pa' to', se pusieron a falsificar moneda.
El mayor valor de la película son los personajes, por lo bien escritos e interpretados que están, todos y cada uno de ellos. Las diferentes motivaciones de cada cual, sus problematicas morales, su necesidad de sobrevivir o de disfrutar de sus privilegios, y lo que yo destacaría como más novedoso dado el tema, su dignidad. Todos y cada uno de ellos lucha por su dignidad, a su manera, cada uno como sabe, como puede, no se deja aplastar.
El protagonista es perfecto, una especie de Lazarillo de Tormes del holocausto, ya veis, la picaresca no es un invento español.
Merecido Oscar y muy recomendable.