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España España · MADRID
Voto de VALDEMAR:
4
Drama. Aventuras. Romance Marco es un contrabandista de poca monta, confinado en una silla de ruedas, que huye de un pasado doloroso buscando un nuevo comienzo. En su camino se cruza con Carmo, una joven brasileña desesperada por escapar del infierno en el que vive. Marco dependerá de la ayuda de Carmo para recuperar un cargamento de mercancía de contrabando; su pasaporte para una nueva vida. Así se inicia un viaje que cambiará sus vidas para siempre. (FILMAFFINITY) [+]
20 de mayo de 2009
9 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
No doy crédito…

El Sr. Murilo Pasta nos SORPRENDE con esta cosa, que consiguió colar en el festival de Sundance, ya que allí son todos muy alternativos, y esto hasta les gustó.

El tal Pasta nos obliga, en varias ocasiones, a presenciar como sus personajes vomitan, orinan y defecan… nos lo obliga a presenciar con fluidos líquidos y sólidos incluidos, y no entiendo el por qué. El público da por hecho que todos los personajes de todas las películas tienen intestinos y riñones, así que todos los realizadores tienden a obviar ese lado humano y a centrarse en la trama. Si el tal Pasta quería hacer una película hiper-realista, podía haber:
1-Escrito una historia coherente, que esto es una estupidez sin pies ni cabeza.
2-Escrito algún diálogo con algo de sentido o interés.
3-Haberse molestado en otorgar algo de alma y sentido común a sus personajes.

Esto, por no hablar de su incapacidad para dirigir bien a sus actores, que los dos protagonistas están muy por encima del guión que tienen y hacen unos esfuerzos más que agradecibles por sacar la película para adelante, pero usted, Sr. Pasta, les lastra.
De secundarios tenemos a un marica que sólo piensa en follarse a todo lo que respire, a un subnormal, o algo así, y a Paca Gabaldón, que es la jefa de todo. Y yo me pregunto, ¿de todo el qué? ¿De qué va esto? Nada de lo que pasa tiene sentido.

El Sr. Pasta quiere ser original, pero se queda en estúpido. Y mira que la idea era buena… una pena.

Una historia de amor de lo más improbable, resulta ser lo único probable de su historia, Sr. Pasta, y esto, insisto, se lo debe a sus actores, que consiguen transmitir cuando no se ven obligados a decir las estupideces que usted les ha escrito. Cuando están callados y juntitos, la historia adquiere cierto encanto. Cuando no, no son más que una desnortada tocapelotas y un amargado que se pilla rabietas de crío pequeño.

Y no sólo desaprovecha las posibilidades de sus actores, también las del paisaje. Que vaya localizaciones se ha tomado usted la molestia de utilizar para no retratarlas más que de pasada… Usted se mueve por una de las zonas vírgenes más impresionantes del planeta, supongo que para fastidiar a Fele Martínez, que tiene que andar por la selva en silla de ruedas, pero prefiere mostrar al público pises y cacas…una pena que no se lo zampara a usted un caimán, Sr. Pasta.

Terminaré diciendo algo bueno de su película, Sr. Pasta, y es que, al menos, le ha salido dinámica. Es tanta la tontuna del argumento que genera en el espectador un interés sincero por saber cómo continúa la cosa. Y esas escenitas de sexo canalla entre la madre de Carmo y su poli, innecesarias igualmente, me hicieron gracia también, para qué negarlo.
VALDEMAR
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