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España España · MADRID
Voto de VALDEMAR:
7
Comedia. Drama Charlie Kaufman, un guionista de Los Ángeles, vive un periodo de crisis creativa, todo lo contrario que su hermano gemelo Donald. Charlie escribe tal como vive: con gran dificultad y lleno de inseguridades, mientras que Donald vive tal como escribe: con dejadez. Por su parte, Susan escribe sobre la vida, pero es incapaz de vivirla. Por el contrario, la intensa y aventurera vida de John es digna de una novela. (FILMAFFINITY)
17 de agosto de 2010
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras contarnos lo que había dentro de John Malkovich, Kaufman nos explica ahora los entresijos de su propia cabeza. Agárrense, que vienen curvas.

Podría decirse que es el único guionista en activo realmente creativo. Podría decirse, incluso, que está completamente chiflado. A mí me gusta. Sus argumentos pueden ser excéntricos, pero nunca tontos o huecos, ya que siempre desarrollan verdades cotidianas e inherentes al ser humano, aunque en el desarrollo de sus historias nos vuelva majaretas.

Aquí, se trata de narrar lo complejo del proceso creativo de adaptar una novela a formato guión cinematográfico.

Y, con un par, Kaufman se convierte en protagonista de su propio guión y, no contento con eso, se inventa a un hermano gemelo de nombre Donald, al que muchos han dado por real, ya que, incluso, aparece en la ficha de FA como coautor del guión. (Que tiene guasa la cosa)
Charlie no tiene claro si dejarse llevar por su más innata psicodelia narrativa o hacerlo todo más convencional para poder cumplir las necesidades del mercado (ahí es donde entra Donald). Pero, claro está, aunque tiene sus momentos de sequía y desesperación, Charlie gana la partida. Con nota.

Spike Jonze vuelve a tomar las riendas de esta soberana rareza de Kaufman, como ya hiciera en aquel Cómo ser John Malkovich, y resulta que los dos se entienden bastante bien. Es posible que de caer en otras manos esta historia no hubiese quien la entendiera.

Para rizar el rizo, en lo que a extravagancias se refiere, el actor escogido para dar vida a Kaufman, y a su alter ego comercial, no es otro que el abominable Nicolas Cage, que no termina de parecerse físicamente al guionista, pero sí desarrolla un inquietante parecido con el no menos insufrible Gene Wilder, al que me arriesgaría a apuntar que imita en alguna secuencia. E incluso con esto de tener 2 Nicolas Cage en plano, la peli queda bien.

Aunque el egocentrismo, o lo que sea, de Kaufman no es tan categórico como para negarle importancia al verdadero protagonista de la historia, el ladrón de orquídeas, encarnado por un magnífico Chris Cooper desdentado.
VALDEMAR
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