Suena el despertador, el mismo timbre cada día. Y tú, que estabas tan a gusto, te levantas de la camita para arreglarte a toda prisa y no perder el autobús que te lleva, como cada día, a la misma hora, al mismo sitio, donde ves a la misma gente y haces las mismas cosas. Y después de tu jornada laboral (o estudiantil, o lo que sea) te haces el mismo camino inverso para llegar a tu domicilio, el de todos los días, a hacer las cosas que haces siempre antes de acostarte y así dejarlo todo dispuesto para el día siguiente. Entonces… suena el despertador, y tú, que estabas tan a gusto, te levantas de la camita para arreglarte a toda prisa y no perder el autobús que te lleva, como cada día, a la misma hora, al mismo sitio, donde ves a la misma gente y haces las mismas cosas… Y así, cada día. Hoy qué es ¿martes?... ¿miércoles?....

¿Quién no está atrapado en el tiempo?

Es posible que esta rutina inmunda te llegue a desesperar, e incluso te plantees el auto-homicidio. Pero, qué duda cabe, el paso de los años, por rutinarios que sean, te aportan cierta experiencia y sabiduría. ¿Por qué no enfocar ese aprendizaje, tan inherente a la circunstancia respiratoria, a desarrollar todo nuestro potencial? Saldríamos ganando, tanto nosotros como los que nos conocen.

El cine, a veces, puede ser didáctico e inspirador sin perder su esencia más innata, la de entretener al espectador.

Esta puede que sea la única comedia moderna que recuerda al cine de Capra, pero sin abastecerse de una ñoñez irritante. Todo un milagro.

Dinámica, simpática e inteligente película cómica con elementos imaginarios y sobrenaturales. (fantástica comedia fantástica)