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España España · Barcelona
Voto de Quim Casals:
9
Acción. Aventuras. Thriller. Romance La hija adolescente de un rico hacendado mexicano se ha quedado embarazada. El padre es, al parecer, Alfredo García, un antiguo colaborador y amigo de la familia, por cuya cabeza se ofrece una recompensa de un millón de dólares. (FILMAFFINITY)
25 de mayo de 2023
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo mejor siempre es dejar lo mejor para el final, y mejor todavía resulta cuando no se sabía que al final estaría lo mejor.

Entre lo poco que tenía pendiente de Peckinpah se hallaba "Quiero la cabeza de Alfredo García", y ha valido la pena esperar para encontrarme con la que para mí resulta la más extraordinaria y redonda de todas sus películas. Desaforadamente romántica (más que ninguna otra de su autor, esta es una clave esencial en mi sentir, otra la desesperada y trágica soledad existencial de quien pierde lo único que da sentido a su vida), lírica, amarga, melancólica, terrible, poética, de una visceralidad a flor de piel, al tiempo que entretenidísima con su maravillosa y excéntrica historia que te atrapa del primer al último minuto, con una pareja inolvidable de personajes soberbiamente interpretados y una realización cuyo aspecto en muchas ocasiones algo destartalado conjuga muy bien con la tan lograda fisicidad cochambrosa de la ambientación.

Pero si estoy tan entusiasmado es por lo que ahora contaré.

A veces hay directores o películas que a uno no le gustan, o no le gustan demasiado o no le llegan, y no pasa nada, no importa. Pero otras veces sucede que a uno no le gusta o no le acaba de gustar aquello que justamente le gustaría que le gustara mucho. Me sucede con Peckinpah. Por mi filiación hustoniana y mi profunda adscripción por las historias crepusculares de seres desarraigados y desclasados que no encuentran su lugar en el mundo, siempre esperé y deseé que su cine me apasionara, me conmoviera hasta lo más hondo, me atrapara sin remedio. Sin embargo, nunca ocurrió así, o nunca ocurrió en la medida en que esperaba que sucediera.

Tengo bastante identificadas las características de su obra que dificultan una más íntima conexión emocional con ella, pero no es la intención de estas líneas abundar en ello. Basta con apuntar que tiene que ver con una caracterización de roles de género asociada a una mentalidad hoy arcaica y ajena a mi sensibilidad, que redunda en una frecuente misoginia, al tiempo que, bebiendo de la tradición de los relatos de camaradería de los llamados directores “duros” de Hollywood (los Hawks, Walsh, Ford…), presenta unos arquetipos de masculinidad algo trasnochada al estar regida por una exaltación más bien primaria de los ceremoniales de virilidad (dicho de otra manera, los personajes no parecen tan interesados en identificarse y validarse a sí mismos y entre ellos en tanto que “personas” o “seres humanos”, como en tanto que “machos”).

Y ello va muy ligado a esa querencia del cineasta por la extrema violencia, en otro aspecto que, esta vez desde el punto de vista estético, no siempre me convence. Creo que hay una cierta contradicción interna, quizás irresoluble, en la voluntad de realismo y veracidad, de querer hacer sentir al espectador el verdadero horror sin cortapisas de la violencia, y al mismo tiempo y a merced de unos determinados recursos estilísticos, procurar que ese mismo espectador sienta fascinación y delectación ante esas imágenes. (*)

El resultado de todo ello es una recepción particular bastante desigual de su cine. Me desagrada mucho, por ejemplo, "Perros de paja", mientras que tampoco logro empatizar con los personajes de "Grupo salvaje", con lo cual su suerte no me emociona. Mi gran preferida suya de hace muchos años -y también entre las favoritas del cine (anti)bélico- ha sido "La cruz de hierro", y me gustan además bastante "Pat Garrett y Billy Niño", "Duelo en la alta sierra", "Convoy" (gran recuerdo de infancia) o "La balada de Cable Hogue".

Pero ninguna de estas es realmente de llevarme a una isla desierta, ninguna es de agujerarme el corazón y las entrañas y formar parte de las elegidas, de las que se convierten en compañeras de vida.

Hasta ahora. Por eso estoy tan contento y esta es la dicha que me place transmitir. Nunca podré ser, a mi pesar, el peckinpahiano que me habría gustado ser. Pero "Quiero la cabeza de Alfredo García" me ha dado y me ha hecho sentir todo aquello que siempre soñé que el cine de Peckinpah me diera y me hiciera sentir.

Y con eso basta.

¡Gracias, Sam!
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Quim Casals
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