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España España · Barcelona
Voto de Quim Casals:
7
Intriga. Thriller El protagonista es un ingeniero de sonido que trabaja en películas de terror baratas. Una noche, mientras graba efectos sonoros, observa cómo un coche en el que viaja una pareja cae desde un puente a un río. A pesar de sus esfuerzos, sólo consigue salvar a la chica. Cuando se entera de que el hombre muerto era un candidato a la Presidencia de la Nación, recuerda haber escuchado un disparo antes del accidente y, entonces, empieza a ... [+]
2 de abril de 2008
87 de 98 usuarios han encontrado esta crítica útil
No está de más recordar que las películas peor recibidas de Woody Allen en el momento de su estreno fueron aquellas a las que se acusaba de estar influenciadas por Bergman o Fellini —¡como si ambos fuesen malas influencias!—. Esto es chocante, pero no nuevo. Por motivos nunca aclarados, ha habido siempre un sector de la crítica al cual parece molestarle la presunta influencia de grandes directores sobre otros grandes directores. Ya al Ford mudo de "Cuatro hijos" se le acusó de estar demasiado influenciado por Murnau (otra mala influencia…).

Uno de los cineastas más perjudicado por esta manera de ver las cosas ha sido, sin duda, Brian de Palma, debido a su confesa e indisimulable adscripción hitchcockiana. Quizá por eso nunca se le ha considerado como a sus compañeros de generación (Coppola, Scorsese, Spielberg…), cuando se trata, a mi parecer, de un brillantísimo creador de formas y tiene obras a la altura de la de sus coetáneos.

"Impacto" no sólo remite a Hitchcock, sino que su entramado argumental, como si de una muñeca rusa se tratase, bebe de "La conversación" de Coppola, que a su vez bebía del "Blow-Up" de Antonioni. Demasiados vasos comunicantes para que algunos nunca le prestasen la debida atención. Y, sin embargo, vista ahora se me antoja uno de los trabajos más sólidos de su autor. Cierto es que por aquel entonces Travolta era mejor bailarín que actor y que Nancy Allen era poco más que una cara bonita; cierto es, también, que el guión tiene sus lagunas y que quizá descubre sus cartas con demasiada premura, cuando podría haber mantenido en todo momento el punto de vista del protagonista y jugar así con la duda sobre si su hipótesis de asesinato es correcta o no. Pero lo que queda me parece un entretenimiento magistralmente narrado, donde De Palma hace gala de todos sus recursos expresivos (los movimientos envolventes de cámara, el veloz montaje, la pantalla partida, la cámara lenta, etc.), siempre como forma óptima de expresión de lo que explica.

Y, si en otras películas suyas da la impresión que concentra todo su talento sólo en determinadas escenas (la escalinata en "Los intocables de Eliot Ness", el robo al ritmo del Bolero de Ravel en "Femme Fatale", el sacrificio de Tim Robbins en "Misión a Marte"…), aquí parece disfrutar con cada minuto de metraje, dando lugar, en este sentido, a uno de sus filmes visualmente más equilibrados. Y, finalmente, si en ocasiones también la brillantez formal gana por goleada al contenido, casi hasta rebajarlo al vacío ("En nombre de Caín" sería el ejemplo más penoso), en este caso encontramos que tras la emoción del suspense hay también una crítica acerada sobre los entresijos políticos y una muy escéptica y cínica reflexión —más actual en el siglo XXI que en los años ochenta— sobre la manipulación humana que escinde los límites entre realidad y ficción, tal como revela un antológico final cargado de ironía.
Quim Casals
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