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España España · Barcelona
Voto de Quim Casals:
8
Drama. Romance. Musical James, Miranda, Kyle y Linda Lue son cuatro jóvenes que provienen de lugares muy distantes de los Estados Unidos. Todos ellos tienen el mismo sueño: hacerse un lugar en la meca de la música country, el Bluebird Café de Nashville. La experiencia les enseñará que el éxito es bastante imprevisible y que componer una buena canción puede ser tan difícil como aprender a moverse por los vericuetos del amor. Fue el último trabajo de River ... [+]
4 de julio de 2006
43 de 48 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay películas, modestas en intenciones pero de resultados altamente estimulantes que, sin saber muy bien por qué, pasan desapercibidas y con los años se sumergen en un mayoritario e injusto olvido.
Es el caso, por ejemplo, de las preciosas, tiernas y divertidas "Pan y tulipanes", de Silvio Soldini, "Last Orders", de Fred Schepisi o "Esa cosa llamada amor".
En cuanto a ésta última, probablemente contribuyó también a la indiferencia la mala fama que arrastra Bogdanovich de ser un director que no ha ratificado lo que auspiciaban sus brillantes comienzos. Es posible que en general sea cierta esta aseveración, pero considero que sí vivió a principios de los noventa un pequeño renacimiento artístico, como atestiguan la película que ahora nos ocupa, o la desternillante "Qué ruina de función", para mí el film más hilarante de su década, junto con "Misterioso asesinato en Manhattan".
Aunque "Esa cosa llamada amor" no pueda competir, ni como crónica generacional ni como discurso cinematográfico, con la hondura de "La última película", ciertamente se eleva más allá de sus apariencias —una historia juvenil de acordes y desacuerdos— hasta erigirse en una agridulce reflexión sobre los sueños y el aprendizaje vital.
En un juego metacinematográfico, se podría establecer un paralelismo entre los cuatro personajes del film, que aspiran a convertirse en estrellas del country, con los actores que los recreaban, en ese momento jóvenes promesas que a su vez esperaban consagrarse como estrellas del celuloide. Quien estaba mejor situado, el por entonces ya ídolo juvenil River Phoenix, perdió la vida en el intento y solo Sandra Bullock lo logró. La vida imita al arte y, de una manera muy hustoniana, los precoces cantautores de "Esa cosa llamada amor" aprenden a valorar la importancia de la victoria moral sobre el fracaso material.
Finalmente, de directores como Bogdanovich siempre cabe esperar la cita cinéfila. En esta ocasión hay tiempo para revivir el beso entre Grace Kelly y James Stewart en "La ventana indiscreta" y, sobretodo, en uno de los más bellos homenajes que el cine ha hecho al cine, explicarnos cantando la historia de "El hombre que mató a Liberty Valance".
Quim Casals
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