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España España · Barcelona
Voto de Quim Casals:
7
Drama. Intriga. Romance En un barroco hotel, un extraño, X, intenta persuadir a una mujer casada, A, de que abandone a su marido, M, y se fugue con él. Se basa en una promesa que ella le hizo cuando se conocieron el año anterior, en Marienbad, pero la mujer parece no recordar aquel encuentro. (FILMAFFINITY)
11 de marzo de 2012
19 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
De manera simplificada, resumiría mis sensaciones ante esta película diciendo que me resulta mucho más gozosa visual que auditivamente.

En efecto, encuentro altamente seductora la imagen, a todos los niveles: la contrastada fotografía, la laberíntica dirección artística, con los jardines simétricos y los barrocos interiores siempre escrutados por la cámara en elegantes movimientos, las facciones y gestos hieráticos de los intérpretes —gran casting de "rostros", más que de actores— y su indumentaria, el extraño montaje que desafía las convenciones clásicas de los raccords, etc.

La voz en off y los diálogos, en cambio, con su leitmotiv del personaje masculino instando al femenino a recordar —y que al principio muy eficazmente crea una intrigante atmósfera— poco a poco pierden, debido precisamente a su obsesiva reiteración, y siempre bajo mi punto de vista, esa capacidad inicial para acabar deviniendo en salmodia monótona y redundante. Y, pese a que una velada de órgano en una iglesia es siempre para mí una cita mágica, en esta ocasión tanto el instrumento como la partitura tienen el poder de ponerme bastante nervioso.

Esta particular apreciación me llevó un buen día a ejecutar un curioso experimento: revisarla sin sonido alguno (y sin subtítulos, claro). Las características de la obra permiten este juego. Ya se sabe que estamos ante un film mítico por su hermetismo y abstracción, abierto a mil y una interpretaciones y capaz de provocar las más encontradas reacciones —y que no por antitéticas se invalidan mutuamente—. No se trata, pues, como ocurriría con la mayoría de narraciones "convencionales", de intentar reconstruir un todo ya conocido usando solo algunas de sus partes (intento que siempre tendría algo de infructuoso), sino de constatar cómo es posible el nacimiento de otro todo, parecido al primero pero distinto, y plenamente autónomo de él.

El mudo resultado de dicho experimento tiene puntos de contacto, pues, con "El año pasado en Marienbad" (se percibe ese mismo ligero atisbo de suntuosa y turbadora historia en puzle espacio-temporal sobre un hombre tras una mujer ante la presencia de otro), pero se convierte en "otra cosa", aún más misteriosa, inquietante y fantasmagórica, al perderse esos mínimos asideros que el lenguaje verbal nos proporcionaba (las referencias explícitas a lo que quizás sucedió hace un año, la exhortación insistente al hecho de recordar…) pero que a la vez, en su inevitable concreción, condicionaban y guiaban nuestra percepción.

He de confesar que, en su libertad absoluta de sueño puro absuelto de límites, asimilable a un hipnótico cóctel entre "Vampyr", "Una página de locura" y el Lynch más desbocado, prefiero esta nueva cinta a la original. Desde aquí invito a los interesados a repetir el experimento (una invitación, lógicamente, restringida a quienes ya sienten un mínimo de satisfacción ante el film de Resnais: no quiero arriesgarme a que quienes odian la película también me acaben odiando a mí).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Quim Casals
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