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España España · Getafe
Voto de Midori:
7
Comedia Un día Jonás Bargueño, un profesor de autoescuela, decide conducir de Madrid a Ávila marcha atrás. Su intención es hacer un documental mientras bate el record Guinness de la mayor distancia jamás recorrida de esa manera. Si lo consigue, cree que va a impresionar y recuperar a su ex novia, María, de la que sigue enamorado. El viaje de Jonás está bien planeado, viaja de noche por desiertas carreteras secundarias y todo va bien hasta que ... [+]
12 de noviembre de 2009
11 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Érase una vez un hombre llamado Blas que está obsesionado con dar la vuelta al mundo montando a lomos de su galgo. Su mujer, desesperada, decide dejarlo alegando que le hace más caso al perro que a ella, y las organizaciones pro defensa de los animales ponen el grito en el cielo e intentan impedirle llevar a cabo su gesta de todas las maneras imaginables: contratan a dos galgos hembras para que intenten disuadir a Skeleton (como se llama el galgo) de terminar su viaje, colocan conejos gigantes a los lados del camino para que salga corriendo detrás de ellos y abandone a Blas... Pero Skeleton no es un perro cualquiera, y sigue adelante bajo el sol abrasador y sobre montañas de nieve. El caso es que la mujer de Blas, cosas de la vida, se lía con un monje Shaolin y se va a vivir a China. A todo esto que Blas justo (shevernatze) se encuentra por allí charlando con un hechicero amigo suyo que resulta que fue su vecino (shevernatze) cuando vivía en casa de sus padres, y el tipo le dice, así, hablando de cualquier cosa, que es capaz de despertar a un dragón muy majo que vive por allí. Y lo despierta, claro, pero al final resulta que el dragón este no era tan simpático como parecía y le prende fuego al templo Shaolin (shevernatze) con todos, al menos en principio, los monjes dentro. Menos mal que Gertrudis (la mujer de Blas) consigue escapar tirándose por una ventana con tan buena suerte (shevernatze) que va a caer sobre los brazos de Blas, que pasaba por allí a lomos, por supuesto, de Skeleton. No llevan ni diez minutos de camino cuando unas siamesas italianas a las que Blas y Gertrudis habían conocido en Roma en su viaje de novios (shevernatze) se cruzan en su camino y los invitan a una boda gitana en la que resulta que el novio es el monje shaolin con el que se ha liado Gertrudis (shevernatze), que ni es monje Shaolin ni nada, sino que es gitano y portugués, menor de edad, y está prometido con una muchacha de su pueblo. Así que Blas, Gertrudis y Skeleton la lían parda en la boda y, al final, después de mil rocambolescas aventuras con terroristas suicidas, científicos locos y asesinos en serie varios... llega el final de la peli (sois libres para imaginaros el que más os guste).

Y... bueno, pues así es, para que os hagáis una idea, más o menos, Shevernatze. JE.

Eso sí, no puedo terminar esta “crítica” sin antes destacar... EL MOMENTAZO: dos guardias civiles conversando acerca de Bricomanía mientras se colocan con pegamento, ¿ES BUENÍSIMO O ES BUENÍSIMO?
Midori
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