Sabela es una anciana muy despótica que quiere dominar las relaciones familiares impidiendo, por un lado, el casamiento de su hermana menor (disparando con ese objeto balines a su prometido -quien por otra parte está pendiente de su defunción-) y quiere, al tiempo, que su sobrino contraiga nupcias con una mujer de familia adinerada. En consecuencia, fingiendo una enfermedad incurable logra que el joven vaya al pueblo donde vive, en el cual hay una estatua curiosa de un prócer, en una posición extraña dado que la tacañería de la población dio como fruto que no quisieran pagar el correspondiente equino. En ese ambiente pequeño donde los vecinos se conocen y se relacionan desde las ventanas de los edificios fronteros, se trama el relato que gira sobre esos ejes, a lo que se suma el hecho de que el joven ingeniero, de nombre Rafael quiere escapar del futuro que le trazan, dado que quiere a otra mujer. Le película tiene el tono característico de la comedia italiana, con tendencia al humor disparatado, bastante bien hilvanada, con muy aceptables actuaciones, ritmo y agradable ambientación. Recomendable. 8,50.