La protagonista, una paciente claramente psicótica, cree poder ser la madre del nuevo salvador. Es claro que al director no le interesa el caso psiquiatrico sino describir al personaje y su entorno. Son interesantes la cantidad de sujetos que aparecen perteneciendo a los sectores más carenciados y desprotegidos de la sociedad uruguaya: jubilados, empleados de servicios, marginales como los travestis y prostitutas y un Montevideo, oscuro, triste, de casas viejas, húmedas y con los signos de la decadencia mostrados en las paredes de esos barrios centrales de la ciudad, tugurizados y lentamente invadidos luego de la muerte de su viejos ocupantes, por nuevos ocupantes (drogadictos , madres con múltiples hijos de diferentes padres, hurgadores de basura, pacientes siquiátricos, individuos sin trabajo) que viven de la asistencia estatal. Es notable el ¨morbo¨ uruguayo en mostrar en su cine no ya la pobreza, sino lo que es más desagradable, la miseria indigna, el deterioro y la decadencia, con una ¨mufa¨ impresionante. La parte de la costa, abierta, luminosa, con el pulso vital del rio ancho como mar, no es escamoteada pertinazmente. A medida que la película progresa hay un cambio y se produce un ascenso social y cultural. Espero que por un salto de calidad o por simple cansancio, este cine de la ¨miseria¨, sea dejado de lado y se produzcan otro tipo de películas. Por último debo decir que al lado de las malas críticas se dan otras buenas y no creo que el Uruguay cinematográfico gane premios porque sí o por simple favor, ya que son otros los que lo otorgan. Para que quede claro, este cine uruguayo no lo hacen los ¨Charrúas¨que fueron exterminados, sino los descendientes de los emigrantes europeos, mayoritariamente campesinos pobres e incultos que llegaron al país, se establecieron y le legaron algunos de sus rasgos mas típicos entre los que están la frugalidad, la cicatería y una horizontalidad democrática.