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Voto de Ghibliano:
8
7,2
383
Drama
El personaje de Tom Holmes sirve de pretexto para recorrer la historia de los Estados Unidos desde la Primera Guerra Mundial hasta la Gran Depresión, pasando por los "felices años 20" y la Ley Seca. (FILMAFFINITY)
29 de noviembre de 2011
19 de 22 usuarios han encontrado esta crítica útil
Coincido con las dos críticas anteriores en que es fascinante la cantidad de temas que se tratan en esta película. Las dos dan buena cuenta de todo lo que ocurre en ella y se asombran de la capacidad de síntesis de una obra que dura menos de 72 minutos y habla de más cosas que muchas otras juntas. Pero, ¿es eso suficiente?
Si suponemos que la calidad se mide por meros parámetros de acumulación, sí, lo es. Pero si atendemos a la intensidad y exploración detallada de los temas que se presentan, entonces hay mucho que decir en contra de "Gloria y hambre". Porque no hay duda de que es una historia bien hilada y en ese sentido muy conseguida, pero en algunos puntos, sobre todo los que no implican un análisis de la situación política, pasa muy superficialmente.
La historia de amor es inexistente, y no me vengáis con que basta una miradita seductora porque la química entre los dos personajes no se desarrolla en absoluto, yo al menos no me la creo. Pero es que tampoco se hace nada por intentar entender su relación. La cuestión de los celos es más de lo mismo en este aspecto: una mera sugerencia puntual que se queda muy coja.
Otra cosa que no me parece nada meritoria es la "crítica al comunismo". ¿Un alemán loco gritando consignas? ¿En serio eso es todo lo que hay que decir? No sé a vosotros, a mí me parece muy insuficiente. Es el equivalente a decir que una película trata el tema de la homosexualidad porque hay un personaje que sale cada diez minutos diciendo: "Soy gay".
Lo que se trata con este personaje, si acaso, es la hipocresía y la falsa moral que tantos vendedores de ideales esconden. Pero como retrato de un sistema político u otro no me parece que aporte nada. La simple mención no equivale a una crítica seria. Y encima el personaje es muy cargante, cada aparición suya con su tic es insoportable; la típica situación que pretende hacer gracia y a la segunda vez ya cansa.
Dejando de lado estas consideraciones, hay que decir que la película es muy buena. Su retrato del individuo en contraposición con una sociedad que cambia constantemente es fascinante, en este punto el guión realiza un excelente seguimiento del protagonista a través de las distintas etapas de su vida y el efecto que tiene en ella la época convulsa a nivel político y social que le toca vivir.
Otro mérito tremendo es que, para ser una obra en la que el protagonista no hace más que sufrir desgracia tras desgracia, la narración de las mismas está lo suficientemente dosificada como para que su drama no parezca demasiado recargado (excepto en una o dos ocasiones puntuales). En ese sentido, te mete completamente en su juego, cosa que no me pasó con, por ejemplo, "¡Qué bello es vivir!".
Si suponemos que la calidad se mide por meros parámetros de acumulación, sí, lo es. Pero si atendemos a la intensidad y exploración detallada de los temas que se presentan, entonces hay mucho que decir en contra de "Gloria y hambre". Porque no hay duda de que es una historia bien hilada y en ese sentido muy conseguida, pero en algunos puntos, sobre todo los que no implican un análisis de la situación política, pasa muy superficialmente.
La historia de amor es inexistente, y no me vengáis con que basta una miradita seductora porque la química entre los dos personajes no se desarrolla en absoluto, yo al menos no me la creo. Pero es que tampoco se hace nada por intentar entender su relación. La cuestión de los celos es más de lo mismo en este aspecto: una mera sugerencia puntual que se queda muy coja.
Otra cosa que no me parece nada meritoria es la "crítica al comunismo". ¿Un alemán loco gritando consignas? ¿En serio eso es todo lo que hay que decir? No sé a vosotros, a mí me parece muy insuficiente. Es el equivalente a decir que una película trata el tema de la homosexualidad porque hay un personaje que sale cada diez minutos diciendo: "Soy gay".
Lo que se trata con este personaje, si acaso, es la hipocresía y la falsa moral que tantos vendedores de ideales esconden. Pero como retrato de un sistema político u otro no me parece que aporte nada. La simple mención no equivale a una crítica seria. Y encima el personaje es muy cargante, cada aparición suya con su tic es insoportable; la típica situación que pretende hacer gracia y a la segunda vez ya cansa.
Dejando de lado estas consideraciones, hay que decir que la película es muy buena. Su retrato del individuo en contraposición con una sociedad que cambia constantemente es fascinante, en este punto el guión realiza un excelente seguimiento del protagonista a través de las distintas etapas de su vida y el efecto que tiene en ella la época convulsa a nivel político y social que le toca vivir.
Otro mérito tremendo es que, para ser una obra en la que el protagonista no hace más que sufrir desgracia tras desgracia, la narración de las mismas está lo suficientemente dosificada como para que su drama no parezca demasiado recargado (excepto en una o dos ocasiones puntuales). En ese sentido, te mete completamente en su juego, cosa que no me pasó con, por ejemplo, "¡Qué bello es vivir!".
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Podría destacar unas cuantas escenas, pero la que más me llegó es sin duda el cabreo de Tom cuando es señalado como drogadicto por su jefe. Es un momento poderosísimo, el enfrentamiento entre una moralidad desfasada y aleccionadora y una realidad que la sacude desde su mismísima base. Aunque luego quede en agua de borrajas, la sensación de victoria moral del protagonista es abrumadora, y para mí una de las claves que hacen que esta película merezca la pena: simpatizas al instante con él.
Sin duda lo más destacable de esta primera parte de la historia es el contraste entre Roger y Tom. En este punto es tal vez donde la narración está más conseguida; lo resume todo, pero los sucesos no pierden intensidad, simplemente se les despoja de los momentos innecesarios y se condensan para ocupar una porción mínima de tiempo. Lamentablemente, no toda la película es así y en otros aspectos, como los ya comentados, se queda a medias.
Decir también que la recreación de los problemas económicos y sociales de la época es impresionante. Es, además, una película que mete el dedo en la llaga de una forma increíble incluso hoy en día; que no se corta señalando a las causas del problema y muestra sus consecuencias más desagradables. Glorifica la rectitud moral de su protagonista, pero revela su inutilidad práctica y en ese sentido la moraleja que se extrae de la historia sorprende por su crudeza. En ella, el progreso individual implica necesariamente aparcar los ideales y pasar por encima de alguien. Esta visión profundamente pesimista y desmitificadora de la sociedad llega a su punto más intenso en la ironía de su escena final, con esa visión esperanzadora del futuro del país, mientras todo está ya perdido para Tom y sus compañeros.
Con sus fallos, que los tiene, merece mucho la pena ver esta película. Sus tramos inicial y final rayan a un gran nivel; el resto, aunque peca de irregular, mantiene el tipo y salva una idea demasiado ambiciosa con bastante soltura, conformando un alegato a favor de la dignidad humana que, si bien no llega a resultar inolvidable, termina siendo bastante efectivo.
Sin duda lo más destacable de esta primera parte de la historia es el contraste entre Roger y Tom. En este punto es tal vez donde la narración está más conseguida; lo resume todo, pero los sucesos no pierden intensidad, simplemente se les despoja de los momentos innecesarios y se condensan para ocupar una porción mínima de tiempo. Lamentablemente, no toda la película es así y en otros aspectos, como los ya comentados, se queda a medias.
Decir también que la recreación de los problemas económicos y sociales de la época es impresionante. Es, además, una película que mete el dedo en la llaga de una forma increíble incluso hoy en día; que no se corta señalando a las causas del problema y muestra sus consecuencias más desagradables. Glorifica la rectitud moral de su protagonista, pero revela su inutilidad práctica y en ese sentido la moraleja que se extrae de la historia sorprende por su crudeza. En ella, el progreso individual implica necesariamente aparcar los ideales y pasar por encima de alguien. Esta visión profundamente pesimista y desmitificadora de la sociedad llega a su punto más intenso en la ironía de su escena final, con esa visión esperanzadora del futuro del país, mientras todo está ya perdido para Tom y sus compañeros.
Con sus fallos, que los tiene, merece mucho la pena ver esta película. Sus tramos inicial y final rayan a un gran nivel; el resto, aunque peca de irregular, mantiene el tipo y salva una idea demasiado ambiciosa con bastante soltura, conformando un alegato a favor de la dignidad humana que, si bien no llega a resultar inolvidable, termina siendo bastante efectivo.