Media votos
6,7
Votos
6.336
Críticas
336
Listas
420
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
- Sus redes sociales
-
Compartir su perfil
Voto de Ghibliano:
9
5,5
1.116
Serie de TV. Animación. Drama. Comedia
Serie de TV (1979). 50 episodios. Serie basada en los libros de Lucy Maud Montgomery, y que a lo largo de 50 episodios narraba la historia de Anne Shirley, una joven huérfana que vivió durante el siglo XIX en Canadá. (FILMAFFINITY)
17 de julio de 2010
16 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hasta hace un año, no contemplaba siquiera la posibilidad de meterme con "Ana de las tejas verdes". Tal vez, si no hubiera descubierto el Studio Ghibli, si no hubiera experimentado el placer de perderme en la imaginación de Miyazaki o la sensibilidad naturalista de Takahata, esta maravilla me habría pasado desapercibida. Como un largo culebrón lacrimógeno, una historia ñoña, estúpida, aburrida.
Varias opiniones positivas, de criterios que considero fiables o al menos afines a mis gustos, me animaron a dar el paso y empezar a verla.
Recuerdo mi sensación tras el primer capítulo. Se me hizo muy pesado, lento, los personajes no parecían tener ningún interés y algunas de sus actitudes me resultaron odiosas. Recuerdo que me aburrí, que pensé que no la soportaría hasta el final. Me negaba a verlo así, pero lo cierto es que no me gustó. Y decidí seguir, aunque fuera por completismo, sin apenas esperanzas de sacar algún fruto.
Sin embargo... acabé por engancharme de una forma que nunca pude llegar a sospechar. Ana, que me pareció en principio una cría cursi y falsa, fue haciéndose más y más adorable. De la noche a la mañana, me descubrí sonriendo ante su ingenuidad, su tendencia a la exageración dramática y sus manías con las pecas o el color del pelo. Y esas sensaciones positivas fueron aumentando, a cada episodio me iba encariñando más y más con ella y el resto. Poco a poco, se fue creando un vínculo, cada vez más fuerte, entre ellos y yo. Llegué a compenetrarme con la historia como nunca antes lo había hecho, estaba simplemente ante una de las manifestaciones de emoción y sensibilidad artística más redondas que había podido ver.
Pero, ¿qué es lo que la hace tan especial?
La verdad es que no tengo que insistir demasiado en esto, porque está magistralmente explicado en la crítica anterior. Su retrato del crecimiento de una niña, la adquisición de nuevas experiencias, el recuerdo de los sueños despreocupados, las alegrías, la sencillez de la infancia frente a la aventura de madurar y la nostalgia melancólica de todo lo que nunca más podrá experimentar... todo ello narrado de una forma hermosa, sutil, recreándose en cada detalle del proceso. Frente a la cursilería y las dosis de azúcar que esperaba, vi más bien una historia madura en sus formas y en su fondo, tan amarga como el recuerdo de todas aquellas emociones que uno puede atesorar en su infancia, con la certeza de que nunca más volverá a sentir.
Es fácil, diréis. Yo no lo creo. Para empezar, esta serie no sería nada sin sus personajes, y éstos están descritos con gran detalle y matices de todo tipo. Son mucho más de lo que parecen, tienen grandes virtudes y arrastran preocupantes defectos, y son dinámicos, los cambios afectan a su carácter. Muy pocas veces he visto tanto mimo puesto en unas caracterizaciones con la intención de darles una individualidad y una complejidad únicas. Llegas a meterte en su piel de una forma tan acusada que te cuesta creer que sean dibujos animados.
Varias opiniones positivas, de criterios que considero fiables o al menos afines a mis gustos, me animaron a dar el paso y empezar a verla.
Recuerdo mi sensación tras el primer capítulo. Se me hizo muy pesado, lento, los personajes no parecían tener ningún interés y algunas de sus actitudes me resultaron odiosas. Recuerdo que me aburrí, que pensé que no la soportaría hasta el final. Me negaba a verlo así, pero lo cierto es que no me gustó. Y decidí seguir, aunque fuera por completismo, sin apenas esperanzas de sacar algún fruto.
Sin embargo... acabé por engancharme de una forma que nunca pude llegar a sospechar. Ana, que me pareció en principio una cría cursi y falsa, fue haciéndose más y más adorable. De la noche a la mañana, me descubrí sonriendo ante su ingenuidad, su tendencia a la exageración dramática y sus manías con las pecas o el color del pelo. Y esas sensaciones positivas fueron aumentando, a cada episodio me iba encariñando más y más con ella y el resto. Poco a poco, se fue creando un vínculo, cada vez más fuerte, entre ellos y yo. Llegué a compenetrarme con la historia como nunca antes lo había hecho, estaba simplemente ante una de las manifestaciones de emoción y sensibilidad artística más redondas que había podido ver.
Pero, ¿qué es lo que la hace tan especial?
La verdad es que no tengo que insistir demasiado en esto, porque está magistralmente explicado en la crítica anterior. Su retrato del crecimiento de una niña, la adquisición de nuevas experiencias, el recuerdo de los sueños despreocupados, las alegrías, la sencillez de la infancia frente a la aventura de madurar y la nostalgia melancólica de todo lo que nunca más podrá experimentar... todo ello narrado de una forma hermosa, sutil, recreándose en cada detalle del proceso. Frente a la cursilería y las dosis de azúcar que esperaba, vi más bien una historia madura en sus formas y en su fondo, tan amarga como el recuerdo de todas aquellas emociones que uno puede atesorar en su infancia, con la certeza de que nunca más volverá a sentir.
Es fácil, diréis. Yo no lo creo. Para empezar, esta serie no sería nada sin sus personajes, y éstos están descritos con gran detalle y matices de todo tipo. Son mucho más de lo que parecen, tienen grandes virtudes y arrastran preocupantes defectos, y son dinámicos, los cambios afectan a su carácter. Muy pocas veces he visto tanto mimo puesto en unas caracterizaciones con la intención de darles una individualidad y una complejidad únicas. Llegas a meterte en su piel de una forma tan acusada que te cuesta creer que sean dibujos animados.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
En cuanto a la historia, se puede dividir la serie en dos partes, con un enfoque bien diferenciado; una es la que nos describe la infancia de Ana en Tejas Verdes y nos la retrata como una chiquilla soñadora y alegre, y la otra trata de sus cambios de carácter con la edad y se centra en esos mismos recuerdos desde la perspectiva de una adolescente responsable y aplicada en sus estudios.
El ritmo en ambas es lento, y muchos capítulos parecerán triviales. Algunos se centran en una trastada de la cría, otros se dedican a narrar sus sensaciones ante un inminente cambio en su vida. Los argumentos son simples, tanto que a primera vista parecerá un culebrón eterno con mucho relleno. Nada más lejos, porque de cada una de estas vivencias se sigue un retrato único de la evolución de sus protagonistas. Lo cierto es que tiene una narración muy cuidada y elaborada, tan sólo uno o dos capítulos, con el hilo argumental ya asentado, terminan resultando prescindibles, y aún así no se hacen pesados.
Y a ello se une una ambientación fantástica, con una animación restringida por las limitaciones técnicas de la época, pero un dibujo de fondos y paisajes y un diseño de personajes que recuerda a lo que se vería años después en las obras de Ghibli. No en vano fue dirigida por Takahata, con la ayuda de Miyazaki durante los primeros quince episodios, y la animación corrió a cargo de Yoshifumi Kondo (director de "Susurros del corazón" y pieza clave en la animación de varias películas de Ghibli entre 1987 y 1997).
Me cuesta por todo esto explicar la nota tan baja que tiene en la página, sólo un 5,2. No digo que merezca un 8, pero sí que la esperaría rondando el siete, como ocurre con la versión televisiva canadiense.
No me gusta juzgar las opiniones de los demás, no me siento cómodo con ello, pero con ésta me da la sensación de que muchos de los que votaron lo hicieron guiándose por los recuerdos de su infancia o simplemente probando un episodio al azar, sin darse cuenta de que la serie es un proceso largo que consiste en ir conociendo a los personajes, no es algo que se pueda comprobar en una tarde sino que tal vez sea necesario seguir durante varios días para, poco a poco, meterse en ella y ser consciente de la mella que es capaz de hacer. A ellos, y a muchos que verán en esta serie una chorrada ñoña y acaramelada, va dirigido el título de mi crítica. Quizás me equivoque y mi apreciación personal no tenga nada que ver con el resto, quién sabe. Pero lo cierto es que veo esta serie alabada y reivindicada en muchos otros sitios (sin ir más lejos, un 8 en imdb), y en parte eso me hace creer que la diferencia en el aprecio que recibe aquí o allí puede tener un alto componente de prejuicio y desconocimiento.
Por eso, animo a todos los que se dispongan a verla a que se armen de paciencia, traten de evitar los juicios previos y simplemente se dejen atrapar por la historia, los personajes y la hermosa ambientación. Tal vez sí merezca esta oportunidad.
El ritmo en ambas es lento, y muchos capítulos parecerán triviales. Algunos se centran en una trastada de la cría, otros se dedican a narrar sus sensaciones ante un inminente cambio en su vida. Los argumentos son simples, tanto que a primera vista parecerá un culebrón eterno con mucho relleno. Nada más lejos, porque de cada una de estas vivencias se sigue un retrato único de la evolución de sus protagonistas. Lo cierto es que tiene una narración muy cuidada y elaborada, tan sólo uno o dos capítulos, con el hilo argumental ya asentado, terminan resultando prescindibles, y aún así no se hacen pesados.
Y a ello se une una ambientación fantástica, con una animación restringida por las limitaciones técnicas de la época, pero un dibujo de fondos y paisajes y un diseño de personajes que recuerda a lo que se vería años después en las obras de Ghibli. No en vano fue dirigida por Takahata, con la ayuda de Miyazaki durante los primeros quince episodios, y la animación corrió a cargo de Yoshifumi Kondo (director de "Susurros del corazón" y pieza clave en la animación de varias películas de Ghibli entre 1987 y 1997).
Me cuesta por todo esto explicar la nota tan baja que tiene en la página, sólo un 5,2. No digo que merezca un 8, pero sí que la esperaría rondando el siete, como ocurre con la versión televisiva canadiense.
No me gusta juzgar las opiniones de los demás, no me siento cómodo con ello, pero con ésta me da la sensación de que muchos de los que votaron lo hicieron guiándose por los recuerdos de su infancia o simplemente probando un episodio al azar, sin darse cuenta de que la serie es un proceso largo que consiste en ir conociendo a los personajes, no es algo que se pueda comprobar en una tarde sino que tal vez sea necesario seguir durante varios días para, poco a poco, meterse en ella y ser consciente de la mella que es capaz de hacer. A ellos, y a muchos que verán en esta serie una chorrada ñoña y acaramelada, va dirigido el título de mi crítica. Quizás me equivoque y mi apreciación personal no tenga nada que ver con el resto, quién sabe. Pero lo cierto es que veo esta serie alabada y reivindicada en muchos otros sitios (sin ir más lejos, un 8 en imdb), y en parte eso me hace creer que la diferencia en el aprecio que recibe aquí o allí puede tener un alto componente de prejuicio y desconocimiento.
Por eso, animo a todos los que se dispongan a verla a que se armen de paciencia, traten de evitar los juicios previos y simplemente se dejen atrapar por la historia, los personajes y la hermosa ambientación. Tal vez sí merezca esta oportunidad.