Un anime escolar con un romance bien construido, personajes carismáticos (y alguno incluso inteligente), una historia más allá de la vida académica y un final casi redondo es algo que no me esperaba para nada.
Los protagonistas, enfermos y curados del síndrome de octavo grado hacen una mezcla de lo más interesante que se sale de los tópicos de personalidad porque, se podría decir, que la mitad de ellos están locos.
La comedia es buena, hasta el punto de reír casi en cada capítulo. Parte debido a la protagonista, pero sin quitar mérito a los secundarios, y es que, con secundarios así se le saca mucho partido a 12 capítulos.
El romance es tímido pero natural y sin tapujos, y se siente, se logra transmitir.
La primera temporada es sencillamente maravillosa y podría haber acabado ahí, pero no, de repente veo que hay una segunda. ¿Tengo algo que perder? me pregunté, la respuesta es sí, mi tiempo.
La segunda temporada es un despropósito en comparación, recae en muchos tópicos, los personajes parecen haber olvidado su evolución en la temporada anterior o algo así y tiene mucho más fan service asqueroso.
Conclusión, la primera temporada consigue sacar muchas sonrisas y deja una sensación de satisfacción suficiente. Por eso, este 8 va únicamente para la primera, la segunda la dejo en un 5.