Una herencia que se convierte en una maldición. Una familia que está para el negocio antes que para amarse. La ambición y esa mal entendida responsabilidad por el trabajo va sumergiendo al protagonista en una vida sin sentido.
Su padre le deja la empresa en herencia tras suicidarse. El hijo, feliz antes de eso, se convierte en un muerto en vida, tomando el camino por el que posiblemente hubiese pasado su padre, y quién sabe si con el mismo destino.
Para mí, la mejor escena es el intento de violación. Perturbadora e impactante. Ahí sí me revolvió y se ganó todos mis sentidos.