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España España · Sevilla
Voto de Pakochin:
7
Comedia. Ciencia ficción Un arquitecto de la Antigua Roma es transportado a la casa de baños del Tokio actual. Adaptación del manga de Mari Yamazaki. (FILMAFFINITY)
21 de enero de 2013
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Partamos de la base de que este film es una comedia ligera sin pretensiones; que está pensada, guionizada y dirigida, en un principio, para el público japonés; adaptada de un manga que debe contener mucha más información y mejor detallada (lo desconozco porque no lo he leído), y que no es Regreso al futuro.
Entonces, ¿se trata de una película mediocre? En mi opinión, ni mucho menos.
Solamente el esfuerzo de ambientar la Roma de Adriano en los estudios Cinecittà y no quedarse en Japón y tirando de CGI, y encima, hacerlo con profesionalidad y cariño por el detalle, ya le hacen merecedora del aprobado. Pero es que, además, el planteamiento de la historia es muy divertido: un romano del siglo II d. C. que aparece en los baños públicos del Japón moderno y que confunde a los japoneses que allí se encuentra con un grupo de esclavos procedente de la tribu de "los cara planas" que parecen contar con una cultura del baño mucho más avanzada tecnológicamente que la del Imperio romano. Hay muchísimas películas que tratan mejor (y peor) el tema de los viajes espacio-temporales; pero no hay tantas tan originales y desenfadadas.
Es cierto que, transcurrida media película, empieza a tomarse demasiado en serio a sí misma y el ritmo decae con el despliegue simplón y algo inverosímil de la trama histórico-política; pero de nuevo debemos recordar que se trata de una comedia, no de Gladiator o Yo Claudio. Este bajón en la intensidad creo que tiene relación con la protagonista femenina y su entorno. La trama de la aspirante a ilustradora de manga está poco desarrollada por lo que, cuando ella cobra más protagonismo en la historia, ésta empieza a decaer. Pero imagino que no se puede hacer una película casi familiar solamente a base de humor surrealista y algo escatológico.
Mi consejo final es que merece mucho la pena verla, porque vamos a pasar un buen rato, a reírnos con los enredos y confusiones, a deleitarnos con los escenarios y el vestuario y a reconocer que, el cine japonés, cuando abandona muchas de sus obsesiones culturales puede llegar a ser muy fresco y creativo (como todos, imagino).
Pakochin
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