Después de que este año el cine colombiano nos ha mostrado los bodrios más bodrios de toda la historia, llega “Jericó, el infinito de los vuelo de los días” una hermosísima película colombiana que llena nuestra pantallas de arrugas, amor, esperanza, energía y también de soledad.

Este documental nos transporta al mundo de un grupo de mujeres ancianas (la mayoría de ellas solitarias), que viven en el Municipio de Jericó en Antioquia, dando protagonismo a sus historias, con rostros arrugados por el tiempo, manos rotas por el trabajo y un carácter lleno de experiencias. Algunas de sus reflexiones son dignas de un filósofo y tan bellas que parecen creadas por un poeta. Sin lugar a dudas son verdades absolutas.

El film logra reconciliar los opuestos de la vida: la vida misma y la muerte, el humor y la tristeza, el amor y la soledad. En Jericó lo más importante es la memoria y la identidad cultural, mostradas a través de unas bellas imágenes, una fotografía perfecta y una dirección muy acertada.

Una película triste, pero de una belleza indestructible, palpable y universal.