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Antigua y Barbuda Antigua y Barbuda · L.A.M.F. St.
Voto de Bartleby:
7
Drama. Bélico Primavera de 1945. Son los últimos días de la batalla de la liberación de Hungría. Jóska, el protagonista, tiene 17 años. Como miembro de una joven organización de estudiantes desertores es llevado a Alemania, pero se escapa. (FILMAFFINITY)
31 de marzo de 2021
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como dos años más tarde en su película más apreciada y conocida, "Los rojos y los blancos", en "Mi camino a casa", título eminentemente irónico, la guerra es un relato de todos contra todos donde no se distinguen bandos, no se distinguen facciones ni consideraciones morales, no hay buenos ni malos, no sabemos quién ataca y quién se defiende. Esa deliberada confusión actúa como catalizador del distanciamiento ético. Se efectúa pues un análisis puro del conflicto en sí mismo, no tanto de sus consecuencias y en absoluto de sus razones. En esta película hay un elemento emocional que no había en "Los rojos y los blancos", que era un puro ejercicio cinematográfico de largos planos secuencia, muy influenciado por Tarkovsky, absolutamente distante y frío, helado, con la misma tesis que la que nos ocupa y con una perfección formal aún mayor que ésta.
En ese indeterminismo, en ese reino del caos, en ese imperio del azar, uno puede pasar de un bando a otro sin proponérselo, zarandeado por las circunstancias siempre impredecibles. Puedes escapar por los pelos de un bando y ser su aliado cinco minutos más tarde, puedes ser capturado por unos y pasar a ser el mejor amigo del encargado de tu custodia. Lo que no puedes es esconderte (la metáfora son esas infinitas llanuras filmadas en planos largos). La película tiene "valores", sí, eso tan anticuado y obsoleto. El valor de la amistad de dos chicos de diecisiete años es el elemento humano de esta película que no encontrábamos en "Los rojos y los blancos", la amistad entre captor y capturado aunque aquí se impone el "valor" a las circunstancias.
Dicen que a Stanley Kubrick le gustaba mucho Miklós Jancsó, y bien lo podemos ver en "Barry Lyndon", la historia de un hombre neutro, un hombre, como todos nosotros, sin ningún control sobre su vida y sobre sus circunstancias, sin destino, sin determinación no como rasgo de carácter sino como incapacidad para predecir y controlar lo más mínimo los derroteros de su vida. Una hoja zarandeada por la corriente de un río. Es la exaltación de la "realidad", de la aleatoriedad. Neutros somos y en neutros nos convertiremos.
Bartleby
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