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Antigua y Barbuda Antigua y Barbuda · L.A.M.F. St.
Voto de Bartleby:
4
Drama Blanca, una residente de un hogar de acogida de 18 años, es la testigo clave en un escándalo que involucra a niños, políticos y hombres ricos que participan en fiestas sexuales. Sin embargo, cuantas más preguntas se hacen, menos claro se vuelve exactamente cuál es el papel de Blanca en el escándalo. (FILMAFFINITY)
22 de septiembre de 2023
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
La atmósfera general de la película con esa luz tenue y ese color filtrado que tiende a lo tenebroso, es la estética de lo sórdido que es igual a El club de Larraín. Esa solemnidad nos prepara para una homilía de los desesperanzados y violados, cura incluido. Violados, explotados y asesinados. El asunto es muy muy serio, parecen decirnos desde el púlpito detrás de la cámara. Abusos sexuales, segunda coincidencia.

Igual que hizo Larraín, el tratamiento del tema es muy maniqueo, aunque bien se puede decir que ante un delito tan repugnante no cabe plantearlo de otra manera. Tan solo hay víctimas y verdugos, pero en las dos son santos y demonios, aunque la mentira también esté sacralizada. Un todo vale contra el cacique político religioso. Aquí se llevará con habilidad el tema hasta el final en un fluir de thriller correctamente ejecutado.

El problema es que los abusos los cometen o curas o políticos debidamente filtrados. Todo está filtrado, luz, color aplanado y personajes. Está basado en una historia real, debidamente filtrada. Todo suena a intención política y política de subvenciones, valga la redundancia. Suena a la madre patria. Suena a corrección política o el que se mueva no sale en la foto. Suena a oportunismo, a un corta y pega de Larraín. Todo suena a timo, aunque lo que cuente no lo sea en absoluto o no lo sea del todo. La "reivindicación", la "lucha" y el "mensaje" quedan desprestigiados. Todo queda desenfocado de filtrado que está.

En este caso, menos mal, hay subtítulos, aunque son mucho menos necesarios que en el Club de Pablo Larraín ya que los actores son algo mejores, por lo menos se les entiende mucho más porque hablan con la boca abierta o por lo menos no semicerrada o cerrada, cual ventrílocuo que no vocaliza para que no se vea el truco (eso pasaba en El club y en las salas de cine sin subtitular se entendía a duras penas la mitad de los diálogos y no por los giros propios del idioma, con el lógico cabreo de parte del público). Dicción filtrada. Películas colador.
Bartleby
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