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Estados Unidos Estados Unidos · New York
Voto de Lucien:
6
Serie de TV. Drama. Intriga Serie de TV (2017-2020). 4 temporadas. 49 episodios. El adolescente Clay Jensen (Dylan Minnette) vuelve un día a casa después del colegio y encuentra una misteriosa caja con su nombre. Dentro descubre una cinta grabada por Hannah Baker (Katherine Langford), una compañera de clase por la que sentía algo especial y que se suicidó tan solo dos semanas atrás. En la cinta, Hannah cuenta que hay trece razones por las que ha decidido quitarse ... [+]
16 de abril de 2017
32 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primavera de 2017 nos ha venida cargada con nuevas y atractivas series. Entre ellas, qué duda cabe, destaca "13 Reasons Why", producida por Netflix bajo el auspicio de la cantante Selena Gómez. Su acogida en el público ha sido digna de la misma reacción polarizada que recibiera el libro de origen de Jay Asher. En esta reseña haré mención de algunas de estas posiciones al mismo tiempo que emitiré mi veredicto personal.

Del lado positivo, merece la pena mencionar la excelente fotografía y brillante actuación de todos los actores (entre los que brilla con luz propia la joven pareja protagonista Dylan Minnette y Katherine Langford, pero que extiende sobradamente sus méritos en todo el elenco). Son estos dos primeros factores los que atrapan al espectador en una historia que ya conocemos trágica. Nada podría ser menos atractivo que una crónica de suicidio anunciada y, sin embargo, así es. A mi forma de ver, mucho de ello tiene que ver la atención al detalle banal pero significativo que surge en muchos momentos, en especial entre los personajes de Hannah y Clay. Su adolescente torpeza resulta carismática y entrañable. No menos portentosos son los retratos psicológicos que nos dan los actores que interpretan a Justin, Jessica, Tyler y Alex.

También del lado positivo cabe situar otros dos aspectos importantes: una representación natural de la diversidad americana (chicos y chicas de diversas razas, orientaciones sexuales) y una conciencia crítica lúcida sobre el impacto del abuso y las microagresiones en la vida de otros. Ambos factores surgen sin aparente esfuerzo y ejercen un doble y loable servicio social, al mostrarnos con naturalidad un espacio social diverso y al obligarnos a hacer un diagnóstico moral sobre nuestra complicidad en el sufrimiento del prójimo.

Hasta aquí llegan los méritos, pues otros factores entran en contradicción con aquellos, disolviendo el vino en agua.

Un repaso a los sustanciales cambios operados sobre el libro de origen nos permite entender mejor las limitaciones, a mi juicio, de la serie. El primer elemento que salta la vista es la modificación del lapso temporal en que suceden los hechos. Mientras la novela los hechos en un tiempo muy breve (prácticamente una noche), la serie extiende la audición de Clay de las cintas por días y días. He aquí que lo que se gana de un lado se pierde de otro. Mientras que la novela prácticamente aportaba una visión vaga, lejana y afantasmada del fondo social de Hannah en la serie la dilación permite una mejor caracterización de secundarios. El problema radica en que la suspensión de incredulidad necesaria que ya era necesaria para aceptar la premisa argumental de la obra (que una chica grabe una serie de cintas de cassette relatando pormenorizadamente los factores que condujeron hasta su suicidio) llega a hacerse tan inverosímil como realmente frustrante durante 13 largos episodios. No hay modo de visualizar la serie sin que que el espectador se desespere ante una dilación sin verdadera recompensa. La serie hubiera salido mejor parada de haber concentrado los hechos tanto en su estructura temporal como en el número de episodios.

Otro cambio significativo atañe a la caracterización de Hannah que llega a ser verdaderamente antipática en el libro, como no es en la serie. La decisión del autor no era gratuita. Obviamente, Asher nos presenta el retrato de una chica tanto en conflicto consigo misma como en conflicto con los otros. El diseño de su metódica venganza tiene sentido en un personaje moralmente complejo y ambivalente, en muchos casos francamente antipática. Esto mismo no puede ser dicho del personaje en la serie, cuya vulnerabilidad y genuina falta de método contradice el cálculo que presupone la premisa argumental de todo el show.

Más allá de la comparación con la novela surgen otros factores que dejan un sinsabor en espectadores como quien les escribe.

En respuesta al supuesto verismo de la serie, yo discrepo. Como muchos compañeros mencionan en esta plataforma, "13 Reasons Why", aunque ofrece un retrato carismático de los adolescentes, gracias a la labor de sus actores, recae en muchos de los clichés telenovelescos de programas semejantes (¿recuerdan aquel "Al salir de clase"?): las fiestas, la polaridad entre chicos populares y "nerds", etc. La historia se nutre de los cansinos materiales de siempre, las ansiedades juveniles, la inflación sexual y sobredramatizada de conflictos que afortunadamente no forman parte de la experiencia común y que precisan de un oído especialmente empático y perdonador. Es precisamente esa falta de realismo lo que consigna la serie en el rincón de lo retratos olvidables.

Más complicada es la reflexión que nos propone la serie en relación a la violencia sexual y el suicidio. Ambos elementos actúan como cima climática de la serie y son por ello motivo de un enorme debate en la red. Dejando a un lado dimes y diretes morales sobre la posibilidad de que la serie legitime o embellezca el suicidio, juzgo que ambos hechos no están bien encauzados en la serie. La crudeza con que se nos transmite es meramente sensacionalista: se queda corta en crudeza y se queda larga en melodrama. En ese justo medio que ni alienta la náusea ni elide con elegancia su sobrecogedora importancia queda la representación de algunos de los momentos más duros de la serie. La carta de la violación y el suicidio se queda en un recurso más tramposo que honesto, menos denunciatorio que explotador.

Con todo es la insatisfactoria conclusión de la primera temporada lo que más lastima la serie. No era necesario plantar cliffhangers para el futuro. Como espectador esperaba alguna forma de cierre, un broche final para Hannah. Su escamoteo intencional (con visos de una segunda temporada) termina sintiéndose como una estafa.
Lucien
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