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Voto de Lucien:
10
7,6
59.914
Comedia. Drama. Romance
Hollywood, 1927. George Valentin es una gran estrella del cine mudo a quien la vida le sonríe. Pero con la llegada del cine sonoro, su carrera corre peligro de quedar sepultada en el olvido. Por su parte, la joven actriz Peppy Miller, que empezó como extra al lado de Valentin, se convierte en una estrella del cine sonoro. (FILMAFFINITY)
4 de diciembre de 2011
27 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues sí, "The artist" es todo lo que mis compañeros han dicho. Es una película en blanco y negro, que discurre como película muda. Es un homenaje a un tiempo y cine clásicos. Es un canto a lo perdido y una negativa a Darwin, con sus castas. Es una película que hace valer el poder alegórico de la imagen y que subraya el amor a la fotografía. Es todo eso... y sobre todo es una película a contracorriente.
Ahora que se estila esta cultura de hecho y deshecho, de música frenética y cabezas volando. Ahora que confundimos una historia de amor con dos superstars poniendo dobles para follar. Ahora que no puedes decirle a tus amigos nombres como Dreyer, Murnau, Bergmann... porque pasas de amante del cine a gafapastas (¡qué culpa tendrán mis gafas!)
Ahora que escuchas que la peli del año pasado es una película antigua (¡tócatelos!).
Ahora llega Hazanavicius y te hace una película muda que le hace una rosca al cine seudoindependiente (indie comercial), al cine comercial y al lucero del alba.
Ahora... yo le doy un 10. Y le doy un diez, porque es puro amor al cine. Le doy un 10, porque, a pesar de sus fallos (simplicidad, música edulcorada) lo que ha hecho este señor es decirle al mundo que el cine de hoy no es mejor que el ayer y que el ayer no es mejor que el hoy. Que se puede hacer un cine que funda con inteligencia los recursos que el tiempo nos ha dejado.
Y le doy un 10 por parafrasear el onirismo de Bergmann en la escena en que un vaso trasngrede la ley del silencio. Le doy un 10 por ver a dos tipos enseñándole a la puñetera generación Glee de los cojones la gracia del claqué de los Astaire y Kelly. Le doy un 10 por usar a Magritte y decir que no es lo que es, parodiando autorreferencialmente su propio silencio.
Le doy un 10 por decir con la imagen, por decirle a todos esos espectadores que no ven en el cine mudo sino marionetas, la función del mirar. Hablar de la decadencia de un personaje solo por verlo descender la escaleras. Subrayar los defectos del protagonistas con la imagen de los tres monos ("See no evil, Speak no evil, Hear no evil") que cubriendo sus ojos, bocas, orejas, hablan del propósito de un film blanco donde no hay maldad alguna, sino una absoluta inocencia. Eso era arte, también.
Y será por eso, porque hoy la inocencia es mucho más vanguardista que un lata con caca dentro. Será por eso por lo que hoy le doy un 10 a Hazanavicius. ¡Con dos cojones!
Ahora que se estila esta cultura de hecho y deshecho, de música frenética y cabezas volando. Ahora que confundimos una historia de amor con dos superstars poniendo dobles para follar. Ahora que no puedes decirle a tus amigos nombres como Dreyer, Murnau, Bergmann... porque pasas de amante del cine a gafapastas (¡qué culpa tendrán mis gafas!)
Ahora que escuchas que la peli del año pasado es una película antigua (¡tócatelos!).
Ahora llega Hazanavicius y te hace una película muda que le hace una rosca al cine seudoindependiente (indie comercial), al cine comercial y al lucero del alba.
Ahora... yo le doy un 10. Y le doy un diez, porque es puro amor al cine. Le doy un 10, porque, a pesar de sus fallos (simplicidad, música edulcorada) lo que ha hecho este señor es decirle al mundo que el cine de hoy no es mejor que el ayer y que el ayer no es mejor que el hoy. Que se puede hacer un cine que funda con inteligencia los recursos que el tiempo nos ha dejado.
Y le doy un 10 por parafrasear el onirismo de Bergmann en la escena en que un vaso trasngrede la ley del silencio. Le doy un 10 por ver a dos tipos enseñándole a la puñetera generación Glee de los cojones la gracia del claqué de los Astaire y Kelly. Le doy un 10 por usar a Magritte y decir que no es lo que es, parodiando autorreferencialmente su propio silencio.
Le doy un 10 por decir con la imagen, por decirle a todos esos espectadores que no ven en el cine mudo sino marionetas, la función del mirar. Hablar de la decadencia de un personaje solo por verlo descender la escaleras. Subrayar los defectos del protagonistas con la imagen de los tres monos ("See no evil, Speak no evil, Hear no evil") que cubriendo sus ojos, bocas, orejas, hablan del propósito de un film blanco donde no hay maldad alguna, sino una absoluta inocencia. Eso era arte, también.
Y será por eso, porque hoy la inocencia es mucho más vanguardista que un lata con caca dentro. Será por eso por lo que hoy le doy un 10 a Hazanavicius. ¡Con dos cojones!
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Un último comentario. El amor de Valentino y Miller no es solo literal, sino también alegórico. Miller, como representante del sonoro admira el pasado, lo rescata y recicla. Valentino, emblema del cine mudo, no tiene la posibilidad de demostrar su validez, su modernidad. Lo que Hazanavicius hace es exactamente lo mismo que Peppy Miller había hecho por George Valentino: rescatarlo a través de las posibilidades en las que nadie creía; traerlo de nuevo a las pantallas ofreciendo una posibilidad en la que nadie pensó. Lo hace el director, pues, para con el cine en blanco y negro, el musical y el cine mudo es una suerte de reelaboración de las posibilidades de estos mundos. Los muestra no bajo un amor fósil, sino como una propuesta de futuro.
"The Artist" por tanto no es solo un homenaje sino también una poética de cómo el director ve el cine, como un arte que reactualiza posibilidades dormidas en la historia. Lo hace sin un deseo arqueológico. Lo hace mostrando simplemente que no hay un tiempo mejor, pero sí que hay posibilidades dormidas en el pasado.
"The Artist" por tanto no es solo un homenaje sino también una poética de cómo el director ve el cine, como un arte que reactualiza posibilidades dormidas en la historia. Lo hace sin un deseo arqueológico. Lo hace mostrando simplemente que no hay un tiempo mejor, pero sí que hay posibilidades dormidas en el pasado.