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Voto de Una_de_ellos:
8
Drama. Romance. Bélico A lo largo de tres generaciones, dos familias de un pequeño valle guipuzcoano mantienen relaciones tortuosas, marcadas por la violencia y las pasiones. La historia comienza en Guipúzcoa, en 1875. En una trinchera carlista, durante la guerra, un aizkolari logra salvar la vida embadurnándose con sangre de uno de los muertos, y dejándose apilar con los cadáveres. La presencia de una vaca le produce una extraña sensación, que se volverá obsesiva. (FILMAFFINITY) [+]
7 de febrero de 2008
30 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
El instinto animal del hombre hace su aparición de nuevo. Esta vez nace en algún lugar de Guipúzcoa, durante tres generaciones de dos familias vecinas, de la mano de Manuel Irigibel y Carmelo Mendiluce, rivales y compañeros de trincheras. Mientras Manuel, ya anciano, se dedica a pintar vacas - que no son sino alegorías de sí mismo, de un fragoso remordimiento que le persigue desde aquel día en que cruzara la mirada con una vaca, único testigo presencial de su "bajeza"-, su hijo y su nieto desarrollan distintas formas de ver la vida, pero siempre cargando con ese lastre que el apellido Irigibel parece llevar inscrito.

Seguramente nadie nunca haya podido disfrutar de esta película como lo he hecho yo, y posiblemente sea porque no soy el tipo de persona que se queda mirando la lluvia tras los cristales, porque prefiero notar cómo se hunden mis pies en el barro y saber que, cuando me acueste, el constipado traerá a mi memoria esa dulce sensación. De este modo, donde en el film ustedes vieron un ojo lleno de moscas, yo vi la mirada crítica de la sociedad del siglo XIX, carroñeros que se alimentan de las desgracias ajenas; el fotograma de un hombre frente a una vaca es algo más que un hombre y una vaca, es la misteriosa distancia que separa al hombre del animal, es el oscuro abismo que se esconde tras dos ojos, que aunque aparentemente sólo se ven, se están mirando, se están reconociendo.

Tras los prados, los bosques, los olores; tras la sangre y el sudor se encuentra una auténtica obra maestra, extravagante, sutil y de belleza grotesca. La mezcla de sencillos efectos visuales, el impacto de algunos de éstos en consonancia con el guión y el desasosiego que provoca la música de fondo hacen del complicado argumento todo un reto, ya que entre el simbolismo y las diferentes relaciones entre los personajes a veces resulta un poco difícil no perderse. Un detalle que favorece, o no (según se vea), lo anterior es que tanto el abuelo, como el padre y el hijo de las diferentes familias están interpretados por los mismos actores.

El reparto es espectacular (el que aparezca Carmelo Gómez contribuye mucho), la historia original y escalofriante, y la película... la película es Julio Medem en todo su esplendor. De las mejores de los 90.
Una_de_ellos
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