Al ver esta película, lo cierto es que a uno le cuesta entender por qué Óscar Martínez ha hecho tan poco cine a sus 70 años. El largometraje que aquí nos concierne, en apariencia menor y de escasa distribución, se convierte en un plato de degustación cinéfila gracias a la fascinante interpretación del personaje de Nelson Jara, trabajo de este carismático actor, al que desde 'El ciudadano ilustre' no pierdo la ocasión de ver una película en la que sale. En esta ocasión, sus apariciones son sobrecogedores, tiene un magnetismo impresionante y su manera de hablar, tan rebuscada pero a la vez clara y directa me ha vuelto a maravillar. Obviamente, los tramos que mayor interés me han despertado de la película son aquellos en los que él acapara el protagonismo. Tan flemático, concreto y sarcástico, además con un look que rezuma mucha clase (esas gafas de sol en su semblante expresivo, serio e imperturbable le dan un aspecto de un poderoso mafioso).

La premisa, por su parte tampoco tiene desperdicio, si bien el acto final alimenta en el espectador cierta sensación de desconcierto.