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Voto de El Extranjero :
2
5,9
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Drama
Durante más de cuarenta años, el señor Wagner se ha ganado la vida matando gente. Y durante más de cuarenta años se ha sentido orgulloso de su trabajo, como cualquier artesano, con un ambiguo pero genuino código de honor que considera esencial en su trabajo. Pero eso pertenece al pasado. Hoy, el señor Wagner es un hombre viejo y los tiempos han cambiado; la televisión ya no es la misma que antes, el supermercado ha reemplazado a la ... [+]
16 de septiembre de 2022
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me llamó la atención el argumento, me recordó a 'La memoria del asesino', que trataba sobre un veterano sicario que destilaba clase y elegancia, pero que estaba perdiendo facultades debido a la edad.
Pensé que me iba a encontrar algo similar, pero no. Aunque la idea es buena y Serrault es un actor convincente al que da gusto verle trabajar (y ese rollo de la vieja escuela que se trae y lo de tomarse su trabajo como un arte lo cierto es que me mola) en realidad al director le interesa terminar enfocando su inverosímil historia (desde nada más comenzar la película es un disparate tras otro, no hay por donde cogerla: solo se salva el personaje de Serrault, absolutamente todo lo demás es infame) en hacer una cansina crítica a la absurda y desmedida violencia que sacude a los jóvenes de entornos degradados. Digo cansina porque la dirección videoclipera y plagada de recursos audiovisuales estrafalarios parece fantasía de un veinteañero que está jugando con la cámara, dichos efectos están insertados sin criterio ni fundamento alguno, resultan molestos y no se entiende a qué vienen o qué aportan, aunque bueno, a uno le queda más que claro que lo que se pretende es denunciar la banalidad de la violencia. Sí, la televisión y los videojuegos apestan, embrutecen burdamente, ya nos hemos enterado, no hay necesidad de torturar al espectador con constantes tomas de programas basura (qué televisión más rara tenían en Francia).
Pensé que me iba a encontrar algo similar, pero no. Aunque la idea es buena y Serrault es un actor convincente al que da gusto verle trabajar (y ese rollo de la vieja escuela que se trae y lo de tomarse su trabajo como un arte lo cierto es que me mola) en realidad al director le interesa terminar enfocando su inverosímil historia (desde nada más comenzar la película es un disparate tras otro, no hay por donde cogerla: solo se salva el personaje de Serrault, absolutamente todo lo demás es infame) en hacer una cansina crítica a la absurda y desmedida violencia que sacude a los jóvenes de entornos degradados. Digo cansina porque la dirección videoclipera y plagada de recursos audiovisuales estrafalarios parece fantasía de un veinteañero que está jugando con la cámara, dichos efectos están insertados sin criterio ni fundamento alguno, resultan molestos y no se entiende a qué vienen o qué aportan, aunque bueno, a uno le queda más que claro que lo que se pretende es denunciar la banalidad de la violencia. Sí, la televisión y los videojuegos apestan, embrutecen burdamente, ya nos hemos enterado, no hay necesidad de torturar al espectador con constantes tomas de programas basura (qué televisión más rara tenían en Francia).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Cuento la peli.
-No entendí bien como se conocen Kassovitz y Serrault, el primero va a robar unas cintas de una sala de cámaras en la que el vigilante está muerto y después sigue al viejo y se mete en su casa a no se sabe qué (¿?). Todavía no sabemos que esas cintas que roba son grabaciones del anciano asesino a sueldo en acción. El abuelo vuelve y le sorpende en su casa, le dispara tres veces a una distancia de tres metros y falla, el asaltante se tira por la ventana. Inmediatamente después ambos salen en la comisaría y el carcamal, tras vacilar al policía dice que no interpondrá denuncia alguna. Como el vetusto hombre está perdiendo facultades y no tiene descendencia ni mujer ni amigos ni perro ni nada resulta que ve en ese joven al candidato ideal en quién delegar su oficio. Se presenta en su casa, cena con su madre y le lleva a dar una vuelta. Se meten en casa de otro viejo que vive solo y ordena al pupilo que lo ejecute. (No era por trabajo ni nada, era el bautizo de fuego y a ese le ha tocado morir por un ataque brutal de justicia cósmica, mala suerte.) Tras mucha tensión el joven supera la prueba y se ponen a 'trabajar' juntos. Los encargos no los vemos llegar, ni quién los remite pero de repente aparecen con un tipo al que van a ajusticiar en medio de un bosque. ¿Cómo llegaron hasta ahí? Luego se van de juerga (de diversión o jolgorio nada, el director aprovecha para nutrirnos de otro cutre y rayante desparrame de estridencias audiovisuales) y el veterano, que ya no estaba para tales trotes se empieza a encontrarse indispuesto. Hospital. El discípulo se pone a contarle a niños a qué se está dedicando ahora... Kassovitz ya demostró en la sobrevalorada 'El odio' que lo que le gusta es moverse y retratar ese entorno, el espectador que no conoce ese mundo suspirará conmocionado, pero a mi el retrato de ese submundo me resulta absurdo, buscado y algo teatral y cargante, no empatizo ni me interesa cuando percibo hay una intención obvia de denuncia clasista. Los muchachos que se creen los reyes del mundo a los dieciséis o veinte años me parecen inaguantables. Volviendo, que involucra a un niño en un trabajo, a partir de ahí idiotez a espuertas, os podéis imaginar. El viejo se entera, obviamente se enfada, le ordena a su alumno que mate al crío, este se niega, entonces lo mata a él. Reconozco que me ha sorprendido. Pero entonces lo sustituye por el crío (¿?) cosa absurda a todas luces, el otro tendría veintisiete o por ahí y este trece... El viejo ya no tiene facultades, anda cada día peor, el niño suda de él, de lo que le dice. Van a salir a hacer un trabajo pero Serrault se mea encima justo antes de salir, que nada, la tarea se pospone, luego al día siguiente dice que lo deja, se retira. El niño se queda unos días ahí en su casa viendo la tele (solo programas que son fuente de insondable sabiduría por antonomasia) y jugando a videojuegos instructivos, coge la pipa y se va por ahí. Vuelve, quiere matar al viejo, pero no quedaban balas en esa pistola. Coge otro arma de su cuarto y se larga, dejándolo ahí atónito. No le resulta emocionante detenerse a matar a alguien tan acabado, no hay diversión. Va a su colegio al que no le dejaron regresar por faltar mucho, lía un cristo de la hostia y luego se pega un tiro en un portal. El viejo lo ve desde el asilo por las noticias y ahí acaba la película.
Hallad vosotros.
PD: Si la película se detuviera en hacer una lectura moral de Serrault, en como afronta la vida que ha llevado y las consecuencias, y que ahora, enfermo y al borde de la invalidez, solo le queda defender ciegamente su causa hasta el final, decir que valió la pena, que estuvo bien, que ya es demasiado tarde para buscar a Dios (como Lemmy Kilmister), sería una obra a seguir. Lo digo porque algo de eso hay pero muy poco.
-No entendí bien como se conocen Kassovitz y Serrault, el primero va a robar unas cintas de una sala de cámaras en la que el vigilante está muerto y después sigue al viejo y se mete en su casa a no se sabe qué (¿?). Todavía no sabemos que esas cintas que roba son grabaciones del anciano asesino a sueldo en acción. El abuelo vuelve y le sorpende en su casa, le dispara tres veces a una distancia de tres metros y falla, el asaltante se tira por la ventana. Inmediatamente después ambos salen en la comisaría y el carcamal, tras vacilar al policía dice que no interpondrá denuncia alguna. Como el vetusto hombre está perdiendo facultades y no tiene descendencia ni mujer ni amigos ni perro ni nada resulta que ve en ese joven al candidato ideal en quién delegar su oficio. Se presenta en su casa, cena con su madre y le lleva a dar una vuelta. Se meten en casa de otro viejo que vive solo y ordena al pupilo que lo ejecute. (No era por trabajo ni nada, era el bautizo de fuego y a ese le ha tocado morir por un ataque brutal de justicia cósmica, mala suerte.) Tras mucha tensión el joven supera la prueba y se ponen a 'trabajar' juntos. Los encargos no los vemos llegar, ni quién los remite pero de repente aparecen con un tipo al que van a ajusticiar en medio de un bosque. ¿Cómo llegaron hasta ahí? Luego se van de juerga (de diversión o jolgorio nada, el director aprovecha para nutrirnos de otro cutre y rayante desparrame de estridencias audiovisuales) y el veterano, que ya no estaba para tales trotes se empieza a encontrarse indispuesto. Hospital. El discípulo se pone a contarle a niños a qué se está dedicando ahora... Kassovitz ya demostró en la sobrevalorada 'El odio' que lo que le gusta es moverse y retratar ese entorno, el espectador que no conoce ese mundo suspirará conmocionado, pero a mi el retrato de ese submundo me resulta absurdo, buscado y algo teatral y cargante, no empatizo ni me interesa cuando percibo hay una intención obvia de denuncia clasista. Los muchachos que se creen los reyes del mundo a los dieciséis o veinte años me parecen inaguantables. Volviendo, que involucra a un niño en un trabajo, a partir de ahí idiotez a espuertas, os podéis imaginar. El viejo se entera, obviamente se enfada, le ordena a su alumno que mate al crío, este se niega, entonces lo mata a él. Reconozco que me ha sorprendido. Pero entonces lo sustituye por el crío (¿?) cosa absurda a todas luces, el otro tendría veintisiete o por ahí y este trece... El viejo ya no tiene facultades, anda cada día peor, el niño suda de él, de lo que le dice. Van a salir a hacer un trabajo pero Serrault se mea encima justo antes de salir, que nada, la tarea se pospone, luego al día siguiente dice que lo deja, se retira. El niño se queda unos días ahí en su casa viendo la tele (solo programas que son fuente de insondable sabiduría por antonomasia) y jugando a videojuegos instructivos, coge la pipa y se va por ahí. Vuelve, quiere matar al viejo, pero no quedaban balas en esa pistola. Coge otro arma de su cuarto y se larga, dejándolo ahí atónito. No le resulta emocionante detenerse a matar a alguien tan acabado, no hay diversión. Va a su colegio al que no le dejaron regresar por faltar mucho, lía un cristo de la hostia y luego se pega un tiro en un portal. El viejo lo ve desde el asilo por las noticias y ahí acaba la película.
Hallad vosotros.
PD: Si la película se detuviera en hacer una lectura moral de Serrault, en como afronta la vida que ha llevado y las consecuencias, y que ahora, enfermo y al borde de la invalidez, solo le queda defender ciegamente su causa hasta el final, decir que valió la pena, que estuvo bien, que ya es demasiado tarde para buscar a Dios (como Lemmy Kilmister), sería una obra a seguir. Lo digo porque algo de eso hay pero muy poco.