El principal acierto de esta película es que pese al tema que trata incorpora algunos detalles humorísticos que reflejan la forma de ser de los hogareños de la Unión Soviética. La película tiene cualidades propagandísticas pero su valor es indiscutible, especialmente en el tramo en el que el padre defiende que no hay que destrozar la cosecha aunque esta sea enemiga pues es también un ser vivo y da trabajo y alimento a las personas. Es entrañable el amor que este campesino siente por los cultivos que da la Tierra, pues dedicó toda su vida a esa labor, aunque he de reconocer que me hizo gracia cuando en medio de un tiroteo vio que cultivos de cereal estaban ardiendo e intentaba apagarlos, haciendo un llamamiento a que el resto también hiciera algo para paliar aquella desgracia no encontrando demasiado apoyo, obviamente.