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Voto de El Extranjero :
5
6,0
5.261
Drama
Astrid es una adolescente que vive en California con su madre, Ingrid, una bella mujer que se dedica al arte. Llevan una vida perfecta hasta que aparece en sus vidas Barry, del que Ingrid se enamora locamente. Pero un día Ingrid es acusada del asesinato de a Barry y condenada a cadena perpetua, por lo cual Astrid se ve obligada a ir a casas de acogida. Durante años Astrid vive relaciones apasionadas, y se apoya en la religión y el ... [+]
22 de agosto de 2016
3 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Veo que muchos de aquí califican la película mejor que yo, pero coinciden en que tiene partes aburridas. No es mi caso, que la encontré entretenida en todo momento.
Estamos delante de un drama en el que una niña de diez años ve entrar a su madre a la cárcel y se ve obligada a tomar contacto con varios entornos a lo largo de su adolescencia, varias familias de acogida y un tiempo en el orfanato. El atractivo de la película pasa por observar las relaciones entre los distintos personajes y su evolución. Y en este sentido en mi opinión falla, pues pretende dar por materializados ciertos sentimientos pero se ve incapaz de describirlos con las escenas. El espectador tiene que dar muchas cosas por sentado y admitir que 'esto es así porque se nos lo deja intuir', pero por su propia cuenta el espectador no podría averiguarlo. Muchas de las secuencias tienen un tono ambiguo y anodino, carente de la determinación necesaria como para que una escena hable por sí sola con claridad, así como un carácter oportunista. Gran parte de los personajes secundarios son pobres, ni la faceta del de Robin Wright está explayada con el suficiente lujo de detalles, ni el de su pareja masculina (Cole Hauser) tampoco tiene demasiado recorrido como para el hecho de que Astrid (una insulsa Alison Lohman) viviera con ellos más de seis meses (como se especifica en la ¡¡segunda!! escena que Cole y Astrid comparten juntos) ni mucho menos como para que tuvieran esa especie de romance, más insinuado y sugerido que escenificado. Por no hablar de la locura que asalta a Robin, y como ella y su pareja desaparecen de la función sin más. Nada creíble. El personaje de Renée, una apacible actriz televisiva tampoco enamora lo suficiente por lo rápido que la identifica (para el espectador) y 'elimina', ese torrente de personaje que es Michelle, la madre presa, a decir verdad la única con la que logras empatizar. Es fuerte, salvaje, impredecible y posee un aura que evoca al libertinaje. No me gusta la manera de la que están construidas sus relaciones con su hija, son aleatorias, imprecisas, poco trabajadas. Cuando Astrid habla con la madre a veces parece como si no la adorase, pero al instante siguiente trata de ser como ella. Si por aquel entonces le gusta la manera de ver el mundo de su madre, ¿por qué los espectadores no vemos fluir el cariño materno-filial sin escollos? Luego se 'enemistan'. Risible la postura de Astrid, loable la de la madre, siempre contenida, seca, decidida y coherente. El colmo del disparate llega cuando Astrid la empieza a odiar hasta tal punto que no quiere testificar a su favor para que pueda salir de la cárcel. Eso no es creíble, absurdo y patético. Luego sí, pero al final es la madre la que opta por hacer lo que su hija la ha pedido, salir de su vida. Pero a los dos años la manda una carta... ¿prefería estar en la cárcel entonces a sabiendas que en libertad no podrá tener unas buenas relaciones con su hija? Absurdo, pero proviniendo de ella, un personaje que se puede admirar, pues como que se puede pasar, teniendo en cuenta que la película dice que 'encontró la inspiración necesaria para seguir creando desde la cárcel'.
Estamos delante de un drama en el que una niña de diez años ve entrar a su madre a la cárcel y se ve obligada a tomar contacto con varios entornos a lo largo de su adolescencia, varias familias de acogida y un tiempo en el orfanato. El atractivo de la película pasa por observar las relaciones entre los distintos personajes y su evolución. Y en este sentido en mi opinión falla, pues pretende dar por materializados ciertos sentimientos pero se ve incapaz de describirlos con las escenas. El espectador tiene que dar muchas cosas por sentado y admitir que 'esto es así porque se nos lo deja intuir', pero por su propia cuenta el espectador no podría averiguarlo. Muchas de las secuencias tienen un tono ambiguo y anodino, carente de la determinación necesaria como para que una escena hable por sí sola con claridad, así como un carácter oportunista. Gran parte de los personajes secundarios son pobres, ni la faceta del de Robin Wright está explayada con el suficiente lujo de detalles, ni el de su pareja masculina (Cole Hauser) tampoco tiene demasiado recorrido como para el hecho de que Astrid (una insulsa Alison Lohman) viviera con ellos más de seis meses (como se especifica en la ¡¡segunda!! escena que Cole y Astrid comparten juntos) ni mucho menos como para que tuvieran esa especie de romance, más insinuado y sugerido que escenificado. Por no hablar de la locura que asalta a Robin, y como ella y su pareja desaparecen de la función sin más. Nada creíble. El personaje de Renée, una apacible actriz televisiva tampoco enamora lo suficiente por lo rápido que la identifica (para el espectador) y 'elimina', ese torrente de personaje que es Michelle, la madre presa, a decir verdad la única con la que logras empatizar. Es fuerte, salvaje, impredecible y posee un aura que evoca al libertinaje. No me gusta la manera de la que están construidas sus relaciones con su hija, son aleatorias, imprecisas, poco trabajadas. Cuando Astrid habla con la madre a veces parece como si no la adorase, pero al instante siguiente trata de ser como ella. Si por aquel entonces le gusta la manera de ver el mundo de su madre, ¿por qué los espectadores no vemos fluir el cariño materno-filial sin escollos? Luego se 'enemistan'. Risible la postura de Astrid, loable la de la madre, siempre contenida, seca, decidida y coherente. El colmo del disparate llega cuando Astrid la empieza a odiar hasta tal punto que no quiere testificar a su favor para que pueda salir de la cárcel. Eso no es creíble, absurdo y patético. Luego sí, pero al final es la madre la que opta por hacer lo que su hija la ha pedido, salir de su vida. Pero a los dos años la manda una carta... ¿prefería estar en la cárcel entonces a sabiendas que en libertad no podrá tener unas buenas relaciones con su hija? Absurdo, pero proviniendo de ella, un personaje que se puede admirar, pues como que se puede pasar, teniendo en cuenta que la película dice que 'encontró la inspiración necesaria para seguir creando desde la cárcel'.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
En líneas generales hay aspectos que tampoco convencen, como el hecho de que Astrid sea tan tímida y apocada cuando todos al principio la tratan tan bien, pues es cerrarse sin motivo. Con el chico que conoce en el orfanato sucede igual, le habla cuando quiere, luego le besa cuando le da el pronto, después de ello se va como si nada, luego vuelve y no le habla... Al final acaban juntos pero por pura casualidad, se podría decir. No resulta muy convincente, en fin.
Otra cosa que me chirría es la facilidad con la que una niña puede ir pasando de unas manos a otras sin mayor dificultad, sin que parezca que los servicios sociales presten demasiada atención en determinar qué tipo de personas son esas y cómo le puede afectar a la menor vivir con ellas.
Para terminar vamos a dar por buena la película porque:
1. Tiene un gran personaje y una poderosa interpretación; hay que ver lo que atrae de esta película todo lo que esté relacionado con Ingrid, detalles tan nimios que van desde su manera de mirar, intensa y decidida; la ardiente serenidad con la que mete esas flores blancas en leche, y escenas que aunque pueda parecer que no dicen nada pero que sirven para determinar que se trata de un alma salvaje, aguerrida e incontenible.
2. Porque se aprecia un esfuerzo de contar una historia que tiene su razón de ser en dar protagonismo a las relaciones humanas, y en su observación, en vez de abyectas fábulas en clave de blockbuster con cacharros electrónicos de por medio.
Otra cosa que me chirría es la facilidad con la que una niña puede ir pasando de unas manos a otras sin mayor dificultad, sin que parezca que los servicios sociales presten demasiada atención en determinar qué tipo de personas son esas y cómo le puede afectar a la menor vivir con ellas.
Para terminar vamos a dar por buena la película porque:
1. Tiene un gran personaje y una poderosa interpretación; hay que ver lo que atrae de esta película todo lo que esté relacionado con Ingrid, detalles tan nimios que van desde su manera de mirar, intensa y decidida; la ardiente serenidad con la que mete esas flores blancas en leche, y escenas que aunque pueda parecer que no dicen nada pero que sirven para determinar que se trata de un alma salvaje, aguerrida e incontenible.
2. Porque se aprecia un esfuerzo de contar una historia que tiene su razón de ser en dar protagonismo a las relaciones humanas, y en su observación, en vez de abyectas fábulas en clave de blockbuster con cacharros electrónicos de por medio.