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Voto de El Extranjero :
5
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Drama. Intriga
Diego y Clara acaban de conocerse y sin embargo, de la noche a la mañana, deciden irse a vivir juntos. Su nueva casa es un chalecito en medio de la gran ciudad y está dividida en dos plantas. En el piso de arriba vive el dueño, José, y el de abajo, el que se alquila, tiene la rara peculiaridad de tener sus paredes cubiertas de pintadas. En poco tiempo Diego descubre que las pintadas están relacionadas unas con otras y que fueron ... [+]
20 de enero de 2024
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al día de conocerse, un hombre y una mujer deciden que por cuestiones de comodidad, mudarse a vivir juntos es una buena idea. Acuerdan mantener una especie de relación abierta, con libertad absoluta.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
El sitio elegido es la planta baja de una vieja mansión venida a menos, en la que el propietario es un antiguo sirviente del anterior dueño, que al morir le legó la casa.
La planta baja está llena de inscripciones de frases del anterior matrimonio que vivía ahí, los cuáles pasaron a comunicarse de ese inusual modo. Pese a la insistencia del hombre, al anciano casero no le gusta prodigarse en los pormenores de aquella relación que 'no acabó bien'. Pero unos diálogos tan vehementes influyen una malsana atracción en el ya mermado juicio del hombre (obsesionado con su nueva follaamiga), lo cual le empuja a tratar de reconstruir la historia cronológicamente, ante la estupefacción de ella.
En un momento dado parece que todo es cosa del viejo, que para satisfacer su propio morbo, induce con dicha puesta en escena a que las parejas que aceptan ser sus inquilinas se sientan sugestionadas por la viciada atmósfera y terminen destruyendo ellos mismos su relación, sería una conclusión acertada, pero la película sale con una explicación más extraña, y en lo que respecta al protagonista (Adolfo Fernández), resulta que se montó la película él solito sin la ayuda de nadie, tratando de ceñirse inconscientemente al 'guión' de las pintadas.
Como digo nada es demasiado creíble, pero no puedo negar que la película me haya mantenido en vilo a lo largo de toda la duración. Hay escenas corales con personajes estridentes que a lo mejor están fuera de lugar, pero la intriga funciona. Me gusta también la nítida fotografía. Entiendo que probablemente la película no pase de ser un vago esbozo de fantasía masculina (la escena en la que Adolfo Fernández empotra a Emma Suárez contra una mesa, y ella lame y sorbe la leche que se ha derramado por la misma, mientras está siendo penetrada, por ejemplo, no puede haber salido de una imaginación femenina), pero por otro lado eso tampoco ha porque ser necesariamente malo, pues tiene que haber algo en esta vida que nos interese a los hombres.
La planta baja está llena de inscripciones de frases del anterior matrimonio que vivía ahí, los cuáles pasaron a comunicarse de ese inusual modo. Pese a la insistencia del hombre, al anciano casero no le gusta prodigarse en los pormenores de aquella relación que 'no acabó bien'. Pero unos diálogos tan vehementes influyen una malsana atracción en el ya mermado juicio del hombre (obsesionado con su nueva follaamiga), lo cual le empuja a tratar de reconstruir la historia cronológicamente, ante la estupefacción de ella.
En un momento dado parece que todo es cosa del viejo, que para satisfacer su propio morbo, induce con dicha puesta en escena a que las parejas que aceptan ser sus inquilinas se sientan sugestionadas por la viciada atmósfera y terminen destruyendo ellos mismos su relación, sería una conclusión acertada, pero la película sale con una explicación más extraña, y en lo que respecta al protagonista (Adolfo Fernández), resulta que se montó la película él solito sin la ayuda de nadie, tratando de ceñirse inconscientemente al 'guión' de las pintadas.
Como digo nada es demasiado creíble, pero no puedo negar que la película me haya mantenido en vilo a lo largo de toda la duración. Hay escenas corales con personajes estridentes que a lo mejor están fuera de lugar, pero la intriga funciona. Me gusta también la nítida fotografía. Entiendo que probablemente la película no pase de ser un vago esbozo de fantasía masculina (la escena en la que Adolfo Fernández empotra a Emma Suárez contra una mesa, y ella lame y sorbe la leche que se ha derramado por la misma, mientras está siendo penetrada, por ejemplo, no puede haber salido de una imaginación femenina), pero por otro lado eso tampoco ha porque ser necesariamente malo, pues tiene que haber algo en esta vida que nos interese a los hombres.