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Voto de El Extranjero :
5
5,6
7.739
Drama. Romance
Alice y Michael Green son, a primera vista, el prototipo de matrimonio ideal estadounidense: ella es consejera de estudios en una escuela superior y él es piloto; tienen dos hijas y una bonita casa. Sin embargo, tras esta apacible imagen, Alice esconde un terrible secreto, es alcohólica. Sin unas copas se siente incapaz de afrontar cualquier compromiso social. Cuando su marido se da cuenta, intentará hacer frente a la situación ... [+]
28 de enero de 2019
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Supongo que la suave entonación del doblador Pedro Molina tiene mucho que ver, cosa que afirmo con mayor seguridad cuando veo que es el encargado del doblaje de Denzel Washington en 'American Gangster' o de Gary Oldman en 'Leon' o la saga de 'Harry Potter'. Porque que yo recuerde nunca le tuve una especial admiración por dicho intérprete, de hecho repasando mi historial de calificaciones de su obra, quitando 'El Padrino III' solo dos obras me han gustado del todo, 'Ases calientes' y 'Black Rain' ('Los intocables de Eliott Ness' no me gustó mucho y como otro apunte, en 'Ocho millones de maneras de morir' (1986), el pequeño rol de villano de acento cubano si me convenció).
Si unimos el hecho de lo encantador del doblaje con el personaje en sí, resulta una mezcla convincente, quizá porque no haya más de donde tirar, y para mí ahí es donde más se cae la película, la absoluta incomprensión del motivo del drama, la causa, el germen. Hay una vaga alusión al alcoholismo del padre y la primera cerveza tomada a los nueve años (en mi opinión algo pasado de rosca, no me parece muy habitual salvo en sonados casos de éxitos prematuros y ambientes familiares muy conflictivos y depauperados), pero salvo eso no hay hilo del que tirar para esclarecer algo (porque lo visto previamente tampoco encaja con el caso, familia ideal, personalidad carismática, buena rutina laboral...)
El comienzo está bien porque si no te lees es premisa (como fue mi caso) resulta hasta inquietante, la primera vez estrellando huevos contra el coche es entrañable (porque el marido tras una aparente ligera duda se apunta al juego), (en ese momento y con ese título estaba convencido de presenciar algo parecido a 'Historia de lo nuestro', una qaue hicieron Bruce Willis y Michelle Pfeiffer como a finales de los noventa y que me gustó mucho) pero la segunda salida de tono ya llama seriamente más la atención.
Si unimos el hecho de lo encantador del doblaje con el personaje en sí, resulta una mezcla convincente, quizá porque no haya más de donde tirar, y para mí ahí es donde más se cae la película, la absoluta incomprensión del motivo del drama, la causa, el germen. Hay una vaga alusión al alcoholismo del padre y la primera cerveza tomada a los nueve años (en mi opinión algo pasado de rosca, no me parece muy habitual salvo en sonados casos de éxitos prematuros y ambientes familiares muy conflictivos y depauperados), pero salvo eso no hay hilo del que tirar para esclarecer algo (porque lo visto previamente tampoco encaja con el caso, familia ideal, personalidad carismática, buena rutina laboral...)
El comienzo está bien porque si no te lees es premisa (como fue mi caso) resulta hasta inquietante, la primera vez estrellando huevos contra el coche es entrañable (porque el marido tras una aparente ligera duda se apunta al juego), (en ese momento y con ese título estaba convencido de presenciar algo parecido a 'Historia de lo nuestro', una qaue hicieron Bruce Willis y Michelle Pfeiffer como a finales de los noventa y que me gustó mucho) pero la segunda salida de tono ya llama seriamente más la atención.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Después, ya casi en el acto final, tras salir ella de la clínica de desintoxicación, Andy García llega a casa y la encuentra charlando alegremente con un asistente de alcohólicos anónimos. Este en un principio no dice nada y sube a la planta superior. El invitado, dentro de un claro ambiente de incomodidad, se marcha. Meg sube a ver a su marido, y este le hace solo una pregunta, de espaldas (muy acertada decisión acerca de lo innecesario de que la mire a los ojos para recargar de un supuesto mayor sentimentalismo a la escena): "¿Por qué crees que se ha marchado tan deprisa?"
No se puede considerar esta pregunta como un ataque, pero a la vez lo dice todo. El tono de Pedro Molina la verdad es que ayuda. Suave, pero revelador, como si excavara toda la amargura de dentro y la echara fuera. Denota una impresión, creíble, y lo más curioso de todo, aislada, porque los minutos restantes no iban a discurrir por ahí: no habrá amantes.
El final también me ha gustado (sabía que iba a ser feliz: de lo contrario la película sería más reconocida y famosa, está claro, pues de 'Leaving las Vegas' ya había oído hablar antes de verla, de esta tan solo había oído o leído alguna alusión a su título, -muy bonito y evocador,- es decir, tan solo sabía que había una película que se llamaba así), hay ocasiones en las que esos finales sí que se me hacen agradables de ver (al contrario que a muchos cinéfilos de recorrido más extenso) aunque admito perfectamente (y celebro) que puedan ser pasto de un monólogo de Goyo Jiménez acerca del cine americano.
No se puede considerar esta pregunta como un ataque, pero a la vez lo dice todo. El tono de Pedro Molina la verdad es que ayuda. Suave, pero revelador, como si excavara toda la amargura de dentro y la echara fuera. Denota una impresión, creíble, y lo más curioso de todo, aislada, porque los minutos restantes no iban a discurrir por ahí: no habrá amantes.
El final también me ha gustado (sabía que iba a ser feliz: de lo contrario la película sería más reconocida y famosa, está claro, pues de 'Leaving las Vegas' ya había oído hablar antes de verla, de esta tan solo había oído o leído alguna alusión a su título, -muy bonito y evocador,- es decir, tan solo sabía que había una película que se llamaba así), hay ocasiones en las que esos finales sí que se me hacen agradables de ver (al contrario que a muchos cinéfilos de recorrido más extenso) aunque admito perfectamente (y celebro) que puedan ser pasto de un monólogo de Goyo Jiménez acerca del cine americano.