Es cine de acción que se ríe de sí mismo, de toda la industria, sin sonar cargante ni pretencioso y lo que es lo mejor, haciendo gracia de verdad, proporcionando al aficionado al cine momentos muy gratos. Muy bien interpretada, la secuencia de acción inicial la he encontrado espantosa (una fantasmada absolutamente inverosímil e irreal) pero tengo que decir que a pesar de eso y de otros inconvenientes que pudiera tener el filme (a veces puede pecar de parecer estúpida, o de resultar demasiado simple) es de las películas que más me entretuvieron en los últimos meses.

Es apresurada pero está llevada con naturalidad, los gags no están forzados y aunque no resulte un prodigio en lo que a las escenas de acción se refiere (salvo la del emocionante tramo final, un clímax de lo más tenso) me parece una de las mejores de su género por el encanto que desprenden todos los elementos, desde el malo, caricaturizado a más no poder como el típico perturbado de estas películas, pasando por el sempiterno comisario negro con mala uva pero bonachón en el fondo (además apostaría a que ese actor ya hizo más veces el mismo papel en alguna otra película), y terminando en ese cartel en el que acaba colgada Annabella Sciorra ('Uno de los nuestros').

- Me gustó mucho la autopromoción que se da John Badham a su propia filmografía, en la sala de cine en el que transcurre uno de los tumultos, podemos ver en la pared un poster de 'Dos pájaros de un tiro', como que indicando que está en la cartelera, siendo justamente la anterior película del realizador, filmada el año anterior.

- Yo esta película ya la había visto de pequeño, teniendo unos nueve años. Solo tenía un vago recuerdo, pero en cuanto tras los créditos vi como se montaba el cartel del Nick Lang con el cigarro gigante supe que se trataba de esa película.

- El final, un auténtico ejemplo de metacine me encantó, me pareció muy divertido. James Woods, que le cae mal a todo el mundo se enfada porque ve plagiada su forma de ser por una personalidad que es muy popular, llevándose él todos los aplausos, cuando él en la vida real solo recibe muestras de rechazo por tener precisamente personalidad que representada por otra persona sí que despierta pasiones.