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España España · Málaga
Voto de Kaori:
6
Drama La pasión que siente la princesa Juana de Trastámara, hija de los Reyes Católicos y heredera del trono de Castilla, por su marido Felipe el Hermoso, soberano de los Países Bajos e hijo del emperador alemán Maximiliano I de Austria y de María de Borgoña, no es justamente correspondida. El archiduque prefiere las aventuras con otras mujeres, cosa que trastorna completamente Juana. Su locura se acentuará con la prematura muerte de su marido. (FILMAFFINITY) [+]
8 de noviembre de 2013
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película pone los pelos de punta. Sí, sí, tal cual. La pena es que no pase siempre y el metraje, en vez de meter más y más el dedo en la llaga, se aligera entre tramo y tramo. Aún con todo, trabajo de Juan de Orduña que engancha e interesa, y además te despierta curiosidad por nuestra Historia.

El amor que padeció y vivió la Reina Juana I de Castilla es un buen punto de partida para un dramón clásico y en blanco y negro donde los actores españoles den el do de pecho. Y qué pecho. He ahí el de Jorge Mistral, que está arrebatador a pesar del peinado medieval, además de ser un fabuloso intérprete de voz viril y profunda; o una incipiente Sara Montiel con una belleza que no parece humana de tan rebosante y perfecta que es. He confirmado que fue doblada en esta película (no se nota, la verdad), aunque hace alarde de una impecable interpretación, de tú a tú, con la monstruosa Aurora Bautista, primeriza también en un plató cinematográfico. Bautista venía, sin embargo, del teatro, y se nota una barbaridad, con una interpretación que respira a patio de butacas, hasta en la forma de declamar. Ella gesticula y se mueve como encima de unas tablas, y la cinta se estremece a su paso. Lo dicho: los pelos de punta cuando se enfrentan Juana y Altara, cuando Felipe y Don Álvar pelean (por cierto, ¿Fernando Rey como «el hermoso»? Bueno, bueno, es un gran un actor); cuando la Reina demuestra su amor, que llaman loco, o en esa llegada triunfante a la catedral. Soberbio.

El dudoso rigor histórico o la excesiva pomposidad de la dirección le resta más que le añade, aunque no puedo omitir lo mucho que me ha gustado la subtrama entre Altara y Don Álvar, que es también, a su modo, otra locura. El resultado final es una película digna y correcta.
Kaori
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