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España España · Málaga
Voto de Kaori:
5
Comedia. Musical Marta Andreu (Sara Montiel), hija del director de una compañía lírica, sueña con llegar un día a ser la estrella de un gran espectáculo. Por ahora, tan sólo es la asistenta de Luisa Marival, figura máxima del género. Luisa tiene un contrato con Argentina, pero su empresario la hace desistir del viaje y, para evitar un pleito por incumplimiento, Marta ocupa el puesto de la Marival, al menos durante la travesía. Pero al llegar a Buenos ... [+]
25 de octubre de 2013
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Eso se preguntan ellos, Marta y Darío, Maurice y Sara, ambos guapísimos y con una química impresionante, explotada ya hasta límites inimaginables en aquella «Carmen, la de Ronda», de la que en algún momento haré la pertinente y reivindicativa crítica. Y eso que Ronet habla en francés y la Montiel en español, con lo cual no creo que se entendieran nada de lo que se decían, cosa que se ve que no importa cuando se miran y se tocan como ellos lo hacen.

«Mi último tango» es todo un melodrama, pero a la española: canciones variadas, algunas pegadizas («Maniquí..., maniquí») y otras clásicas como esa de «A media luz»; tragedias, algo de humor y sobre todo mucho amor, que es lo que realmente importa, para qué vamos a disimularlo. Ella es una muchachita que se dedica al espectáculo de nombre Marta, con trenzas rubias y un carácter de gachona total, vamos, al más puro estilo Sara Montiel. Él es un desconocido, un poco Don Juan, hay que reconocerlo, pero buen tipo además de «misterioso y elegante», con los ojos azul océano y la sonrisa impagable de Maurice Ronet. El flechazo es obligatorio.

La trama tiene elementos tan inverosímiles como eso de confundir a una persona por otra, que alguien que sufre un incendio no tenga ninguna secuela o que los tratamientos médicos sean casi milagrosos. O que la moda sea cambiante y pase de principios de siglo a los años cincuenta según lo que convenga. Nimiedades. Marta y Darío nos encantan y esperamos el final feliz como agua de mayo. Sin prejuicios ni pensamientos intelectualoides, el buen rato está asegurado.

Maurice, si eres tú quien me pregunta si creo en los flechazos, sólo puedo decir que sí (sigh).
Kaori
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