Haz click aquí para copiar la URL
España España · Málaga
Voto de Kaori:
8
Comedia. Drama Truman Burbank es un hombre corriente y algo ingenuo que ha vivido toda su vida en uno de esos pueblos donde nunca pasa nada. Sin embargo, de repente, unos extraños sucesos le hacen sospechar que algo anormal está ocurriendo. Todos sus amigos son actores, toda su ciudad es un plató, toda su vida está siendo filmada y emitida como el reality más ambicioso de la historia. (FILMAFFINITY)
2 de marzo de 2013
10 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Basta con un minuto, sólo un minuto de metraje, para saber que «El show de Truman» es una buena película. Jim Carrey fantaseando frente al espejo, la música de Dallwitz y los falsos créditos nos zarandean y nos agarran bien fuerte para ya no soltarnos en los cien minutos que quedan por descubrir. Y ahora que vengan a explicarnos los críticos más entendidos el porqué de ese genio.

Jim Carrey se quitó la máscara de histrionismo y muecas imposibles y se puso la piel de Truman Burbank, protagonista absoluto de este show inmoral. Su personaje es confiado, bondadoso y entrañable, de ahí los índices de audiencia, claro; con una imaginación portentosa que desborda cuando cree que nadie le ve, aventurero de espíritu, soñador de islas paradisíacas y prisionero desde el vientre materno de un plató de televisión. Lo maravilloso de esta historia es que Truman es libre. Aunque le hayan manipulado, dominado, lavado el cerebro, condicionado, mandado, encauzado, falseado la realidad y escrito cada línea de su rutina, Truman sigue siendo libre. Porque hay una libertad que no la otorgan los políticos, las Constituciones, las ideologías, las Declaraciones de Derechos, los Estados ni las Leyes. Truman es libre porque es Hombre. Y porque es Hombre ama, y será el amor la fuerza más potente que determinará su vida. Eso no lo había previsto el enigmático Christof en su guión.

Peter Weir, grandísimo, aporta sabiduría, sensibilidad, elegancia y alma a una trama que podría haberse desmoronado en cualquier momento, porque es difícil hacer verosímil y consistente semejante despropósito televisivo, que sin embargo se hace creíble desde el primer minuto. Brutal la denuncia a nuestra sociedad consumista y frívola que tampoco parece tener conciencia de sí misma; atención al casi epílogo de los dos policías espectadores. Empecemos, pues, a mirarnos unos a otros y a nosotros mismos más que a la pantalla del televisor. Además, coincido con quienes piensan que el desenlace es, sencillamente, épico, cargado de lirismo, con el esfuerzo titánico de un Truman que llega nada más y nada menos que al fin del mundo.

Soy yo, Carrey, Weir, Niccol, Harris, quien os hace la reverencia.
Kaori
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow