A veces la crítica, el estatus quo, el pensamiento dominante, te incita a ver «cosas» en el cine. Así me ha ocurrido con «Granujas a todo ritmo». Un hito del humor y de la música como este, una película de culto (¡vaya con las peliculitas de culto!), había que verla, claro. Luego viene el bochorno.

Porque «Blues Brothers» produce un poco (bastante) bochorno, bochorno como sinónimo de vergüenza ajena. Espero que me perdonen los mitos musicales que aparecen en el reparto, Aretha Franklin, Ray Charles y Cab Calloway entre otros, pero es que ni ellos pueden levantar esta «cosa». De hecho, su aparición y su música no están bien pagados, eso lo puedo asegurar, porque con nada puede pagarse haber participado en esta pésima comedia de John Landis. Porque es una comedia, ¿no? Pero, córchiles, ahora resulta que la quintaesencia del humor es el típico y tópico slapstick de toda la vida, los golpes, caídas y explosiones más idiotas del mundo. En todo momento, además. La trama se resume a eso: a mucha destrucción y a correr de un lado para otro. Ya está. Eso a mí, puesto así de cualquier forma y sin más, no me hace gracia, fíjate por donde.

Respecto a la música, que es sin duda lo mejor, destaco «Rawhide» y la pedazo de Minnie The Moocher de Cab Calloway. Pero no compensa. No compensa para nada, de verdad que no.