Yo, que tengo el dudoso honor de ser el público más agradecido que existe (a mi historial de votos me remito), y que se valorar y disfrutar lo mismo un peliculón que un mojón, puedo asegurar que esto es la mayor memez que he visto.

No puedo empatizar con ninguno, no puedo anhelar nada de lo que poseen, no puedo encontrar un atisbo de talento o de diversión en todo el metraje.

La única que me ha hecho esbozar una sonrisa, es la abuela del Aldo.