Media votos
3,8
Votos
7.925
Críticas
231
Listas
0
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Jark Prongo:
8
1994
Chris Morris (Creador), Armando Iannucci (Creador) ...
7,6
53
Serie de TV. Comedia
Serie de TV (1994). 1 temporada. 6 episodios. Parodia de un informativo basado en una combinación de noticias absurdas y ficticias, aunque presentadas con actitud seria y pseudoprofesional. Cada episodio gira en torno a una o dos historias principales, que se siguen a lo largo del programa, junto con otras historias más breves. También presenta adelantos de programas (ficticios) que serán emitidos por la cadena y lleva a cabo ... [+]
29 de enero de 2024
Sé el primero en valorar esta crítica
La primera producción televisiva de Morris fue The Day Today, una translación de la radio al medio televisivo del programa de noticias falsas On The Hour. El formato en sí no era nada nuevo: Weekly World News, el archiconocido diario que diera a conocer al Niño Murciélago (homenajeado en Men In Black), existía desde finales de los 70, y The Onion, quizá el mejor y más famoso periódico dedicado a informar de la actualidad rigurosamente inventada (plagiado aquí tardísimo y mal por El Mundo Today), surgió a finales de los 80. Empero, sí que era novedoso llevar el formato a un medio como la televisión, donde igual sólo existían precedentes claros en las películas de Peter Watkins emulando las técnicas informativas en cuestiones ajenas y anacrónicas a dicho formato o en los bloques de noticias concebidos por Paul Verhoeven y Edgar Neumeier para exacerbar el Detroit ultraneoliberal de Robocop y posteriormente un marco ideológico y económico similar en Starship Troopers. Para acometer el salto de la radio a la tele Morris contó con otra leyenda viva de la TV británica (Armando Ianucci, luego creador de The Thick Of It, Alan Partridge, Veep y películas tales que In The Loop o La Muerte De Stalin) y un habitual a su vera en las tareas de escritura del que nadie se suele acordar y es esencial en la sátira moderna, Peter Baynham (que además luego sería el principal ideólogo y reponsable de Borat y su continuación). El resultado fue un absoluto triunfo por el que, desde los códigos, dejes y manierismos televisivos de la época, desfilaban noticias (con sus pertinentes secuencias de archivo o en directo) acerca de los peligrosos perros bomba del IRA, el Príncipe Carlos recluyéndose en la cárcel de forma voluntaria a modo de ejemplo para un programa de concienciación social, una pena de muerte ejecutada a través del sacramento del matrimonio o un reportaje de investigación que indagaba en si era verdad aquello de que la policía británica se estaba comiendo a los presos. Y encima con pequeños bloques donde parodiaba a la MTV de la época (con una genial imitación de Jarvis Cocker y Pulp en un tema digno de su discografía) o a los segmentos deportivos de los noticiarios. En esto último fue donde se pudo ver por primera vez a Steve Coogan interpretando a Alan Partridge.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Contra todo pronóstico, tras poner de vuelta y media el enfoque sensacionalista de los informativos y su falta de rigor, a Chris Morris le produjeron otro nuevo programa. ¿Y él qué hizo? Pues The Day Today pero a lo bestia, una hipérbole llamada Brass Eye. Esta vez el enfoque de cada uno de los seis episodios (el séptimo, Paedoggedon, fue una especie de extensión cuatro años después de emitidos los capítulos originales) era conceptual, ocupándose de temáticas concretas que iban de la ciencia al sexo pasando por las drogas o el crimen. Llegados a este punto, a la hora de analizar la semiótica televisiva en cuanto a las noticias, lo noticiable y el enfoque que se les da, siempre recomiendo dos cosas: leer cualquier libro o ensayo de Román Gubern sobre la cuestión (a poder ser complementándolo con Crítica De La Seducción Mediática, de José Luis Sánchez Noriega) y atender a cómo Brass Eye parodiaba en perfecta mímesis el género a finales de los noventa y a la vez sentaba una especie de espejo en el que mirarse esas mismas emisiones en la actualidad. En el tridente que ejerce, en ese “parodia-mímesis-ideal en el que reflejarse”, resulta increíble ver el nivel predictivo alcanzado (y no desde el encomendarse tareas proféticas, puesto que Morris siempre abogaba por resolver cualquier disyuntiva por la vía de elegir la opción más subnormal o absurda de las que hubiesen concebido en todo el abanico de posibles opciones) y cómo esos gráficos de Brass Eye fundamentados en elegir siempre de variables tocino y velocidad, cuestiones jamás relacionadas, a día de hoy son parte de la infografía que cualquier informativo que se precie de serlo nunca prescindirá de ello so pena de sacrificar su presunto rigor informativo. Un desiderátum de gente leyendo teleprompters que ni siquiera entienden de qué coño hablan pero con el tono de quien desciende un monte con tablas de ley dictadas por Dios bajo el brazo, unas escenografías en plató, unas muecas, un todo en general lo de Brass Eye que es que es el perfecto espejo del frenopático actual de las noticias solo que visto hace ya casi treinta años. Y luego, encima, lo de ponerse en evidencia varios diputados británicos a santo de una nueva droga inventada por Morris y sus delirantes efectos: al gustarle de siempre a los miembros de un parlamento más una cámara y pontificar de lo que no saben frente a ella que pensarse dos veces lo de comparecer poniéndose en evidencia a varios niveles, pues fue notorio en el Reino Unido lo de primeras figuras políticas alertando de una nueva droga llamada Pastel que era “una peligrosa bala amarilla” y patochadas del palo.