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Voto de Jark Prongo:
7
20 de diciembre de 2016
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
”She could've been a killer if she didn't walk the way she do, and she do.”
Scary Monsters And Super Creeps, David Bowie.
Comienza Pocong mandi goyang pinggul (Always Accurate The Broken, en su versión USA) y se nos intenta transmitir una idea de cierta sofisticación Indonesia. Que si garitos fashion, que si un dillei haciendo el cabra mientras arenga a la pista, que si mujeracas refrotándose con todo, que si whisky a chorromorro. Luego ya mete una zagala al protagonista al wc y eso es desolación pura, ni los baños de la Wurli. Todo a la mierda. El prota vuelve a casa en coche y una colisión hace que se mate y, más grave aún, que se descuelgue un retrato suyo de su casa empantanándolo todo de sangre. Porque Yoyok Dumprink filma y edita así, en vez de ser la bella y elegante alegoría sobre la muerte en carretera que a buen seguro quiso marcarse queda más bien eso, una cosa rara, una concatenación de eventos sin causa ni equivalencia entre ellos. Se choca, se cae el cuadro. Luego pasan más cosas y entre ellas Sasha Grey intercambia conversaciones por webcam diciendo chorradas como si se expresase en el Universo de los Anuncios de perfume. Y ya, esa es toda la peli.
Scary Monsters And Super Creeps, David Bowie.
Comienza Pocong mandi goyang pinggul (Always Accurate The Broken, en su versión USA) y se nos intenta transmitir una idea de cierta sofisticación Indonesia. Que si garitos fashion, que si un dillei haciendo el cabra mientras arenga a la pista, que si mujeracas refrotándose con todo, que si whisky a chorromorro. Luego ya mete una zagala al protagonista al wc y eso es desolación pura, ni los baños de la Wurli. Todo a la mierda. El prota vuelve a casa en coche y una colisión hace que se mate y, más grave aún, que se descuelgue un retrato suyo de su casa empantanándolo todo de sangre. Porque Yoyok Dumprink filma y edita así, en vez de ser la bella y elegante alegoría sobre la muerte en carretera que a buen seguro quiso marcarse queda más bien eso, una cosa rara, una concatenación de eventos sin causa ni equivalencia entre ellos. Se choca, se cae el cuadro. Luego pasan más cosas y entre ellas Sasha Grey intercambia conversaciones por webcam diciendo chorradas como si se expresase en el Universo de los Anuncios de perfume. Y ya, esa es toda la peli.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Bueno, en realidad no. Tras reconstruirle el jeto al chaval accidentando en la soledad de su casa se da el curioso fenómeno de enfocar la cámara a un ángulo de poca visibilidad o a una ventana a oscuras mientras los FXS de sonido son de esos de restregar lijas unas sobre otras, lo que demuestra Yoyok maneja los códigos del cine de terror Hollywoodiense el que mejor, se sabe el único truco del que disponen desde hace ya casi dos décadas. Sasha sigue con su pintamonismo, que manda cojones que está más buena la madre del protagonista con sus 50 añazos y haber nacido hombre que ella. Y empieza la fiesta. Yoyok se viene con todo lo gordo.
Primero lleva al prota y un amigo/compañero de piso a cenar un kebab a un puesto ambulante sito en mitad de un cementerio. Lo clásico, vaya. En esas que están deglutiendo la mandanga y no es suficiente ver que el hijo de puta del tendero les ha metido gusanada que encima llega un travesti rollo kabuki y les da un susto de desconfigurárseles el whatsapp. Ellos, seres primarios, reaccionan desde el miedo. Y como el miedo es la antesala de la violencia le lanzan los bocatas al travolo. Uno impacta en su cara y suena el ruido de apretar el juguete del yorkshire de tu anciana abuela. Y el chimeilo a corre… a reptar tras ellos, pues va embutido en una crisálida igualica a la de Shin Chan cuando se disfraza de lombriz y correr no es el verbo a usar. Y se ponen a mongolear todos acelerando la toma de tal forma que parece eso Cantinfas Contra Los Zombies, El Chavo Del Ocho y Benny Hill todo a la vez. El colega del prota se sube a un árbol, se mea de miedo y le cae el pis en la cara al travolo. Escapan robando el vehículo a unos ancianos y en un espectacular plano secuencia fijo Hanekiano la vieja, jorobada y con andarín, les cose a leches. El plano se aguanta porque la anciana tarda media hora en ir de su asiento delantero al morro del coche, está justificado. Caprichos formales no, parece decirnos Yoyok.
Luego resulta que el prota estaba tucati y cuando le dice a su vieja Venga Madre Al Computador Ya Verá Qué Guapa Es Mi Novia La Sasha resulta que la madre mira a la webcam y su hijo está hablando con un sofá. Se desplaza la acción a Hollywood –no se sabe muy bien la razón- y, tras plano general del pertinente cartel homónimo a la ciudad + otra serie de planos a tiendas de lujo tipo Loewe, Jhayber y Dolce y Gabanna se zanja el montaje con un bressoniano plano detalle de la mano del prota planchando una camisa. Ni Kino Eye ni vanguardias rusas ni pollas en mostaza de Dijon, esto es muy serio.
El desenlace a la altura de lo esperado. Los dos compadres han de batallar contra un enano que se ríe de ellos, y no sin pasarlas putas consiguen darle una patada en la boca de las de salir volando. Y es entonces, tras lo del individuo de etnia y estatura alternativa, cuando se cae en la cuenta que Yoyok ha actualizado Lost Highway. A su manera, pero ahí está todo. El invididuo rarete a lo Robert Blake, la fuga psicogénica, el ambiente decadente, los choques de vehículos, las tomas aceleradas… sólo falta Julee Cruise, vaya.
Primero lleva al prota y un amigo/compañero de piso a cenar un kebab a un puesto ambulante sito en mitad de un cementerio. Lo clásico, vaya. En esas que están deglutiendo la mandanga y no es suficiente ver que el hijo de puta del tendero les ha metido gusanada que encima llega un travesti rollo kabuki y les da un susto de desconfigurárseles el whatsapp. Ellos, seres primarios, reaccionan desde el miedo. Y como el miedo es la antesala de la violencia le lanzan los bocatas al travolo. Uno impacta en su cara y suena el ruido de apretar el juguete del yorkshire de tu anciana abuela. Y el chimeilo a corre… a reptar tras ellos, pues va embutido en una crisálida igualica a la de Shin Chan cuando se disfraza de lombriz y correr no es el verbo a usar. Y se ponen a mongolear todos acelerando la toma de tal forma que parece eso Cantinfas Contra Los Zombies, El Chavo Del Ocho y Benny Hill todo a la vez. El colega del prota se sube a un árbol, se mea de miedo y le cae el pis en la cara al travolo. Escapan robando el vehículo a unos ancianos y en un espectacular plano secuencia fijo Hanekiano la vieja, jorobada y con andarín, les cose a leches. El plano se aguanta porque la anciana tarda media hora en ir de su asiento delantero al morro del coche, está justificado. Caprichos formales no, parece decirnos Yoyok.
Luego resulta que el prota estaba tucati y cuando le dice a su vieja Venga Madre Al Computador Ya Verá Qué Guapa Es Mi Novia La Sasha resulta que la madre mira a la webcam y su hijo está hablando con un sofá. Se desplaza la acción a Hollywood –no se sabe muy bien la razón- y, tras plano general del pertinente cartel homónimo a la ciudad + otra serie de planos a tiendas de lujo tipo Loewe, Jhayber y Dolce y Gabanna se zanja el montaje con un bressoniano plano detalle de la mano del prota planchando una camisa. Ni Kino Eye ni vanguardias rusas ni pollas en mostaza de Dijon, esto es muy serio.
El desenlace a la altura de lo esperado. Los dos compadres han de batallar contra un enano que se ríe de ellos, y no sin pasarlas putas consiguen darle una patada en la boca de las de salir volando. Y es entonces, tras lo del individuo de etnia y estatura alternativa, cuando se cae en la cuenta que Yoyok ha actualizado Lost Highway. A su manera, pero ahí está todo. El invididuo rarete a lo Robert Blake, la fuga psicogénica, el ambiente decadente, los choques de vehículos, las tomas aceleradas… sólo falta Julee Cruise, vaya.