Media votos
3,8
Votos
7.925
Críticas
231
Listas
0
Recomendaciones
- Sus votaciones a categorías
- Mis críticas favoritas
- Contacto
-
Compartir su perfil
Voto de Jark Prongo:
8
3,8
67
Comedia
Barcelona, 1983, Agustín un abogado cuarentón, hombre de izquierdas, ateo y de pasado con lucha política clandestina, descubre que su hija se ha bautizado en secreto a los 15 años. Esther su hija, ha llegado a su conversión por influencia de las clases opcionales de religión impartidas por Mossen Pacerisas, un sacerdote progre y moderno. Los amigos del padre se verán sorprendidos como Agustín reacciona ante la religiosidad de su hija, ... [+]
25 de noviembre de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
”La manera de pensar es cosa de cada cual.
Y dile a quien te parezca En Mi Vida No Te Metas.”
Tú Lo Que Tienes Que Hacer, Chico y Chica
”El Papa ha anunciado el inicio del proceso de beatificación de Sor Ester Martorell. Erradicó el machismo en la Iglesia e introdujo el matrimonio entre eclesiásticos, ella misma se casó y divorció tres veces. En el Concilio de Nueva York fue elegida Papisa y bajo el nombre de Marilyn I presidió la secta hasta su muerte, que se produjo en el año 2068.” Así acaba Pan de Ángel, el film escrito a seis manos por Francesc Bellmunt, Jordi Balló y Quim Monzó. Cabe especular con una futura prueba de selectividad en la que se cite éste epílogo para a continuación den dos horas a los examinados a que razonen una respuesta a la pregunta de En Base A Esto, ¿Qué Crees Que Ha Sucedido Antes Para Llegar A Ese Final? Una selectividad futura donde se tutee a la juventud y se valga pintar pollas a modo de refuerzo enfático, ya puestos.
Lo que ha ocurrido es que Bellmunt se sirve durante hora y media de amagos de género, virajes analíticos, requiebros de tono y fintas no exentas de provocación para cerrar un film con un mensaje optimistas como pocas veces se haiga visto respecto a la juventud y el margen del que disponen de no repetir los errores de las generaciones que les preceden por mucho encono que pongan dichas generaciones inmediatamente anteriores en hacer que esto no termine siendo así, que la historia se repita de nuevo no vaya a ser que salgamos del lodazal los seres humanos prosperando. Aquí, quizá por el natural proteccionismo paterno sobre su cachorro o por la consabida cerrazón mental del adulto que, creyéndose siempre en posesión de la verdad, no es capaz de bajarse de la burra, un abogado progre con intachable historial en el check point de logros de la izquierda ochentera –hasta anduvo inmiscuido en lo jurídico en el Proceso de Burgos-, un hombre al que su mujer le deja por otro y lo quiere parlamentar con quien le concede una cornucopia por sombrero sin haberlo pedido siquiera, resulta que coge su hija adolescente y se alista en clases de religión sin que medie coacción ni nada ni ser la chavala persona de merma cognitiva ninguna. Todo lo contrario: Ester, su niña, es más lista que un gitano con hambre, y encima consciente del mundo en el que vive, usa jerga de la época y es popular y deseada y todo eso de la adolescencia en la etapa instituto, no hay lugar a inferir se refugie en la fé por ser marginada o su vida un calvario. Tan lista es, la muy cabrona, que el cura progre que primero instruye en la mandanga de Dios a la chavalada ve una y otra vez a Ester que le desmonta grandes principios inamovibles por dogma de fé. Se ve superado una y otra vez ante la imposibilidad de constreñir el concepto de Dios que maneja Ester al férreo sistema católico. E igual su padre, claro: superado por la chavala, se sorprende a sí mismo espiándola al teléfono y vetándola acudir a la parroquia, es decir, matiz arriba matiz abajo siendo igual de taxativo y corto de miras que la generación contra la que él se rebeló.
Y dile a quien te parezca En Mi Vida No Te Metas.”
Tú Lo Que Tienes Que Hacer, Chico y Chica
”El Papa ha anunciado el inicio del proceso de beatificación de Sor Ester Martorell. Erradicó el machismo en la Iglesia e introdujo el matrimonio entre eclesiásticos, ella misma se casó y divorció tres veces. En el Concilio de Nueva York fue elegida Papisa y bajo el nombre de Marilyn I presidió la secta hasta su muerte, que se produjo en el año 2068.” Así acaba Pan de Ángel, el film escrito a seis manos por Francesc Bellmunt, Jordi Balló y Quim Monzó. Cabe especular con una futura prueba de selectividad en la que se cite éste epílogo para a continuación den dos horas a los examinados a que razonen una respuesta a la pregunta de En Base A Esto, ¿Qué Crees Que Ha Sucedido Antes Para Llegar A Ese Final? Una selectividad futura donde se tutee a la juventud y se valga pintar pollas a modo de refuerzo enfático, ya puestos.
Lo que ha ocurrido es que Bellmunt se sirve durante hora y media de amagos de género, virajes analíticos, requiebros de tono y fintas no exentas de provocación para cerrar un film con un mensaje optimistas como pocas veces se haiga visto respecto a la juventud y el margen del que disponen de no repetir los errores de las generaciones que les preceden por mucho encono que pongan dichas generaciones inmediatamente anteriores en hacer que esto no termine siendo así, que la historia se repita de nuevo no vaya a ser que salgamos del lodazal los seres humanos prosperando. Aquí, quizá por el natural proteccionismo paterno sobre su cachorro o por la consabida cerrazón mental del adulto que, creyéndose siempre en posesión de la verdad, no es capaz de bajarse de la burra, un abogado progre con intachable historial en el check point de logros de la izquierda ochentera –hasta anduvo inmiscuido en lo jurídico en el Proceso de Burgos-, un hombre al que su mujer le deja por otro y lo quiere parlamentar con quien le concede una cornucopia por sombrero sin haberlo pedido siquiera, resulta que coge su hija adolescente y se alista en clases de religión sin que medie coacción ni nada ni ser la chavala persona de merma cognitiva ninguna. Todo lo contrario: Ester, su niña, es más lista que un gitano con hambre, y encima consciente del mundo en el que vive, usa jerga de la época y es popular y deseada y todo eso de la adolescencia en la etapa instituto, no hay lugar a inferir se refugie en la fé por ser marginada o su vida un calvario. Tan lista es, la muy cabrona, que el cura progre que primero instruye en la mandanga de Dios a la chavalada ve una y otra vez a Ester que le desmonta grandes principios inamovibles por dogma de fé. Se ve superado una y otra vez ante la imposibilidad de constreñir el concepto de Dios que maneja Ester al férreo sistema católico. E igual su padre, claro: superado por la chavala, se sorprende a sí mismo espiándola al teléfono y vetándola acudir a la parroquia, es decir, matiz arriba matiz abajo siendo igual de taxativo y corto de miras que la generación contra la que él se rebeló.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Al margen de tocar el clásico mirar con asco a tu padre cuando tienes 20 años porque sorbe hasta las albóndigas comiendo para a su edad sorprenderte haciendo ya no lo mismo sino que más rápido porque has quedado con el Cosme y el Matías a ver unas obras y decir que Con X Esto No Era Así, Qué Juventud, lo que tiene sobre todo pan de ángel es Ester, un personaje increíble. Con la tenacidad y reaños inherentes a la juventud la señorita trunca el plan de sendas figuras/instituciones heteropatriarcales de las de desde la noche de los tiempos -la Iglesia y la relación paterno filial- y sorprende no sólo a sendos embajadores en el film de ambos modelos de opresión, sino que al espectador, pues miente quien diga que no vive a cada instante con la sensación de que lo de Ester es un capricho, quizá una rebelión fruto de la edad contra el modelo que le viene de arriba, quién sabe si una menstruación de las de tomar decisiones harto excéntricas. Vive la fé con la misma pasión y en la misma forma que la Hadewijch de Bruno Dumont que en sus ganas de ser mártir le era indiferente bascular del Catolicismo al Islam, ambas jerarquías dogmáticas eran el medio para un fin y su viejo le prepara arteras maniobras no muy distantes de las del padre de Stefano en la sublime La Corrupción, pues aquí intenta que su hija se folle a un chaval instando él mismo al chavea en cuestión a que le rompa el coño a esa beata, eso sí, con cuidado de no preñarla. Y encima se toca de un modo provocador todo lo de la pederastia en la Iglesia dando pie a un encuentro pedófilo –ella es menor- pero consentido entre Ester y el párroco progre. Vamos, es que de hecho es ella quien se va refrotando, no hay margen de dudas.