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Voto de Jark Prongo:
6
Drama Un hombre que vive en su automóvil queda atrapado en un guerra no declarada entre los motociclistas y conductores de automóviles. (FILMAFFINITY)
29 de enero de 2017
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
”A veces voy en coche
A veces voy en moto
Pero siempre, siempre, siempre llevo oro.”

Oro, Socorro Socorro

De las 5 películas que lleva guionizadas Efthymis Filippou (Canino, Alps, ésta, Langosta y Chevalier, enumeradas por orden cronológico) todas tienen unas constantes y pautas comunes, siendo las principales y más evidentes que sus personajes están recluidos en un espacio acotado y oprimidos/alienados de formas que oscilan entre lo sutil y lo explícito y reglado. En L el espacio exiguo de maniobra se reduce a lo zulo, pues el protagonista vive en su coche y no es poca la inquietud que eso provoca si se compara con la barca de Chevalier, el hotel de Langosta, el casoplón de Canino o el rol interpretativo de sustitución de Alps. En L, además, vivir y moverse en un determinado vehículo implica pertenecer a un estrato social determinado. Porque en L la gente vive en sus coches, en sus motos, en sus yates, siendo la chusma ya la gente carente de vehículo que vive al raso y se desplaza a gatas, a lo vagabundo loco.

L es la película de Filippou menos interesante de todas, si bien no deja de tener sus brillantes alegorías y reflexiones. Aquí se habla de la lucha de clases de una manera bastante sui generis, y se toca lo volátil que es la pertenencia a un estrato social determinado: sobreentendiéndose que ir en coche equivale a clase media basta tan solo la pérdida del empleo de uno para perder la credibilidad entre los de su misma clase, el cariño y respeto de esposa e hijos y ganarse la defenestración al descenso en la pirámide social.
Jark Prongo
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