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Voto de Jark Prongo:
7
1995
7,4
282
Documental
A los 65 años, Jean-Luc Godard decidió que había llegado la hora de “hacer un autorretrato que fuera fiel a lo que pienso”. En JLG/JLG plasma un día de su vida en el áspero diciembre de Rolle, un pueblecito suizo a orillas del lago Léman donde vive desde hace casi veinte años. Godard es el único artista realmente brechtiano del siglo XX, para quien las cosas, en lugar de avanzar, se mueven y cambian por medio de saltos y zigzags, ... [+]
26 de agosto de 2010
18 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siento empezar esta reseña contradiciendo a uno de mis pensadores mas admirados, pero en contra de lo que Guy Debord decía, Godard no es un pringui. Concedamos validez a la hipótesis situacionista que databa el óbito del Cine a mediados de los 50, bien, pero convengamos que este señor, Jean Luc Godard, lo resucitó para destruirlo de nuevo e ir mas allá poco después. Y esto le adscribiría involuntariamente al postsituacionismo, aunque a él probablemente se la sudaría bastante.
Porque aquí donde le veis, el amigo, se marcó 2 obras maestras incontestables y una maravilla en sus 3 primeros films, en el lapso de 3 años. ¨Oye, y Kubrick también, pero a su ritmo¨; si, claro, descuida. Porque hizo virguerías formales al servicio de la polisemia del fondo, con una inventiva visual cuidadosamente descuidada jamás vista antes. ¨Ah, pues como Hitchcock, ¿verdad?¨; por supuesto, ni que decirlo hay. Porque convirtió el travelling en un arma política de fuerza y belleza inusitada. ¨Ah, mira, al igual que Tarkovsky, ¿eh?¨; vete a la mierda. Porque se echó al monte y rodó lo que le salió de los santos cojones sin contar con el público, el cual, como sabemos por Ortega y Gasset, es masa y, por tanto, algo gilipollas. ¨Oye, clavao a Coppola, ¿que no?¨; al final esto va a ser Puerto hurraco. (*)
En este autorretrato nos tememos lo peor, pues si ya en su 2ª película (Una Mujer Es Una Mujer) Godard se autoreferenciaba unas cuantas veces con total descaro, cabe pensar que aquí lo mismo nos abre la peli con un plano fijo de el mismo frente a un espejo chupandose la virilidad. Que al final no, pero anda bastante cerca, pues su voz entrecortada fuera de plano es propia del usuario común de linea erótica o la que poníamos cualquiera de nosotros al llamar a una ex borrachos a altas horas de la madrugada. Luego poco o nada desvela de la cosa cinematográfica (para eso ya está One Parallel Movie, totalmente ilustrativa a este respecto y ejemplar como documental), pero sí que deja entrever cosas importantes para él a través de affiches, objetos y pensamientos en alto, resultando comprensible (aunque toda una sorpresa) su admiración por 2 prohombres como Korzybski y Wittgenstein, amos y señores de la semántica y la semiótica. Claro que, repasando su etapa abstracta y la subsiguiente lucha (pérdida antes de llevarse a cabo) contra la incomprensión general mantenida, como que ya cambia la cosa bastante...
Porque aquí donde le veis, el amigo, se marcó 2 obras maestras incontestables y una maravilla en sus 3 primeros films, en el lapso de 3 años. ¨Oye, y Kubrick también, pero a su ritmo¨; si, claro, descuida. Porque hizo virguerías formales al servicio de la polisemia del fondo, con una inventiva visual cuidadosamente descuidada jamás vista antes. ¨Ah, pues como Hitchcock, ¿verdad?¨; por supuesto, ni que decirlo hay. Porque convirtió el travelling en un arma política de fuerza y belleza inusitada. ¨Ah, mira, al igual que Tarkovsky, ¿eh?¨; vete a la mierda. Porque se echó al monte y rodó lo que le salió de los santos cojones sin contar con el público, el cual, como sabemos por Ortega y Gasset, es masa y, por tanto, algo gilipollas. ¨Oye, clavao a Coppola, ¿que no?¨; al final esto va a ser Puerto hurraco. (*)
En este autorretrato nos tememos lo peor, pues si ya en su 2ª película (Una Mujer Es Una Mujer) Godard se autoreferenciaba unas cuantas veces con total descaro, cabe pensar que aquí lo mismo nos abre la peli con un plano fijo de el mismo frente a un espejo chupandose la virilidad. Que al final no, pero anda bastante cerca, pues su voz entrecortada fuera de plano es propia del usuario común de linea erótica o la que poníamos cualquiera de nosotros al llamar a una ex borrachos a altas horas de la madrugada. Luego poco o nada desvela de la cosa cinematográfica (para eso ya está One Parallel Movie, totalmente ilustrativa a este respecto y ejemplar como documental), pero sí que deja entrever cosas importantes para él a través de affiches, objetos y pensamientos en alto, resultando comprensible (aunque toda una sorpresa) su admiración por 2 prohombres como Korzybski y Wittgenstein, amos y señores de la semántica y la semiótica. Claro que, repasando su etapa abstracta y la subsiguiente lucha (pérdida antes de llevarse a cabo) contra la incomprensión general mantenida, como que ya cambia la cosa bastante...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
En el plano humano, Godard se descubre como un titán del humor (generando loles enormes con sus diálogos con la señorita que le limpia la casa, incluyendo una revisión de la clásica confusión jocosa de nombres de interlocutores), como un erotómano irredento (la chica antes mentada es una actriz haciendo de pornochacha a la francesa), como un pésimo jugador de tenis de atuendo imposible y como, seamos honestos, un ¨vivalavirgen¨ un poco brasas que gusta de ir hecho un Adán mientras va diciendo tonterías a voz alzada por casa. Ah, y troca su travelling político en travelling de coleccionista, haciendo un barrido por su biblioteca para que veamos los lomos de los tochacos de Marx, Darrida, Hegel y Elvira Lindo.
El más importante cineasta de la 2ª mitad del siglo pasado, aunque ahora se flipe llenando las pelis de planos de olas (¿será por las derivas/detournements caóticas propias del situacionismo y de las olas?) y tenga cagadas de órdago, como cuando empezó a meter ralentis a tuti en Que Se Salve Quien Pueda.
(*) La enumeración de virtudes cesa por la falta de espacio y lo tenso del diálogo entre el cretino y el fan de Godard.
El más importante cineasta de la 2ª mitad del siglo pasado, aunque ahora se flipe llenando las pelis de planos de olas (¿será por las derivas/detournements caóticas propias del situacionismo y de las olas?) y tenga cagadas de órdago, como cuando empezó a meter ralentis a tuti en Que Se Salve Quien Pueda.
(*) La enumeración de virtudes cesa por la falta de espacio y lo tenso del diálogo entre el cretino y el fan de Godard.